El diccionario define síndrome como "el conjunto de síntomas característicos de una enfermedad". Cada uno de estos síntomas no nos dice nada por sí mismo hasta que se une con otros en un conjunto que anuncia, él sí, la enfermedad. Se habla así del "síndrome maníaco-depresivo", que afecta a quienes pasan súbitamente de un estado de "manía" o hiperactividad a otro de depresión, y viceversa, atravesando un "serrucho" de picos y abismos emocionales que les impide instalarse en la llanura de la serenidad. Por desplazarse bruscamente entre dos polos psicológicos antagónicos, también se dice que los afectados por el síndrome maníaco-depresivo exhiben una personalidad "bipolar".
El síndrome de la personalidad bipolar afecta tanto a los individuos como a las naciones, que también pueden pasar de etapas "depresivas" de poder ausente a etapas "maníacas" de poder desorbitado, y viceversa, sin hallar el equilibrio inapreciable de la estabilidad.
Cuando la bipolaridad se traslada de los individuos a las naciones, recibe un nombre propio de la ciencia política: el síndrome anárquico-autoritario.
Kirchner-De la Rúa
La burla contra el ex presidente De la Rúa que el presidente Kirchner compartió en la Casa Rosada con dos humoristas de la televisión fue juzgada como un patético ejemplo de falta de respeto. Más allá de este sarcasmo condenable por lesionar la investidura presidencial que representaban tanto el ex presidente como el actual, convertido para el caso en uno de sus "bromistas", es posible ver en De la Rúa y en Kirchner dos símbolos vivientes del síndrome anárquico-autoritario que ha caracterizado a la Argentina durante buena parte de su historia.
En el principio fue el exceso de poder. Mientras la Argentina fue una de las colonias americanas del imperio español, el poder de los Habsburgo primero y de los Borbones después fue absoluto. En 1810, la Revolución de Mayo pretendió reemplazarlo por un sistema que diera cabida a sus aspiraciones democráticas. Lo que siguió al exceso de poder de la corona española no fue, sin embargo, la estabilidad de un régimen republicano sino la anarquía, el lado anárquico del síndrome anárquico-autoritario, que duró hasta que la autocracia volvió a hacerse presente en 1829 con la dictadura de Juan Manuel de Rosas. Conocimos entonces otra vez, ya sin españoles, el lado autoritario del síndrome anárquico-autoritario.
Después llegó, a partir de la Constitución de 1853, el ansiado equilibrio. Durante casi ochenta años la Argentina experimentó las bondades de un régimen republicano. Cada seis años, los presidentes constitucionales se sucedieron puntualmente. No fue casual que el largo período de 1853 a 1930, políticamente estable, coincidiera con un proceso de desarrollo económico tan intenso que pocas naciones de la Tierra lo han igualado. La Argentina, aparentemente, había encontrado su alma. Había dejado de ser bipolar.
Como en el juego de la oca, empero, en 1930 volvimos al casillero inicial. El exceso de poder seguido por la anemia de poder, y viceversa, volvieron a nosotros. A "hombres fuertes" como Justo, Perón, Onganía y los integrantes de las juntas militares les sucedieron entonces presidentes débiles que nos reenviaron al lado anárquico de nuestro síndrome, como Castillo, Frondizi, Illia y Cámpora, todos ellos derrocados. La inestabilidad política de los comienzos de nuestra vida independiente regresó, trayendo consigo, como era previsible, un largo estancamiento económico en virtud del cual la Argentina, que en las primeras décadas del siglo XX figuraba entre las diez naciones más ricas de la Tierra, pasó a engrosar el nutrido lote de las naciones subdesarrolladas.
La espera
En 1983, volvió al fin la democracia. La esperanza de una Argentina políticamente estable y económicamente desarrollada volvió a nosotros detrás de un presidente que cerraba sus discursos de campaña recitando el Preámbulo de la Constitución de 1853.
Pero el síndrome anárquico-autoritario probó ser, como los yuyos del campo, resistente a la erradicación. Alfonsín, el primer presidente de la restauración democrática, no pudo completar su mandato en medio de la anarquía de los saqueos. Lo sucedió Menem, quien gobernó por diez años sin devolvernos por ello la ansiada estabilidad porque cayó en la tentación del reeleccionismo personalista. A él lo seguiría De la Rúa, no sólo un presidente objetivamente débil porque ni siquiera comandaba a su minoritario partido radical, sino también subjetivamente débil por falta de carácter. Después de Duhalde, un presidente ni siquiera elegido por el pueblo que cumplió con su limitado papel de piloto de tormenta, vino Kirchner, cuyos dichos y actitudes lo presentan como alguien que cree que la única manera de mandar es concentrar la suma del poder.
Por eso, tanto De la Rúa como Kirchner encarnan la versión más reciente de nuestro síndrome anárquico-autoritario.
¿No bastarán doscientos años de vida independiente para demostrarnos que esta oscilación, este "serrucho" recurrente entre la falta y el exceso de poder no es el camino? Sin embargo, hubo un gran pensador que no sólo describió con lucidez nuestro mal, sino que atinó a remediarlo.
Cuando Juan Bautista Alberdi escribió las Bases, que servirían de inspiración a los constituyentes de 1853, diseñó esa fórmula mixta de poder que no habíamos tenido antes de él y que terminamos por perder después de él: una presidencia "fuerte" y, al mismo tiempo, moderada. Una institución que recogiera la necesidad de una severa disciplina en la cumbre del poder en línea con nuestro propio pasado virreinal y que incluyera pese a ello la moderación de ese poder por parte de los "contrapoderes" de una república equilibrada: el Congreso, el Poder Judicial, el periodismo independiente, los grupos intermedios, las autonomías provinciales.
De 1853 a 1930, la Argentina fue un país alberdiano. Después de 1930, dejó de serlo. Y aun cuando en 1983 procuró la restauración democrática, el virus del síndrome anárquico-autoritario había penetrado a tal punto en sus entrañas que aún no hemos conseguido eliminarlo.
Pese a ello, la fórmula alberdiana del éxito nos sigue esperando. Ella excluye al mismo tiempo a los presidentes débiles como De la Rúa y a los presidentes autoritarios como Kirchner. Entre la anarquía que aquél simbolizó y la autocracia a la que éste aspira, hay un camino intermedio. En esta misma semana de la broma cruel, la oposición decidió retratarse en una foto histórica bajo una bandera que no es de derecha ni de izquierda sino, simplemente, republicana. Mientras no volvamos al paisaje sereno de una llanura sin prepotencia ni pusilanimidad, no volverá a nosotros esa intuición genial de la presidencia fuerte y respetuosa que nos legó el gran tucumano. Mientras vivamos al margen de ella, seguiremos habitando un país azotado por los vientos cruzados de la anarquía y el despotismo. Este artículo se cierra en todo caso detrás de una esperanza: que, gracias a tantas contrariedades, en las capas más profundas del alma argentina se esté desarrollando un silencioso proceso de aprendizaje que nos despertará en una mañana quizá no tan lejana, como en 1853, con la noticia de un florecimiento inesperado.
Por Mariano Grondona
Entrevista:O Estado inteligente
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sábado, dezembro 31, 2005
Mariano Grondona Sobre el síndrome anárquico-autoritario
Vozes d’África REINALDO AZEVEDO
Ninguém mais é inocente. É o que tenho a declarar no último dia de 2005. A esta altura, não importam classe social, grau de instrução ou gosto, todo mundo já sabe, segundo a sua linguagem e os rigores de seu ofício e formação, o que é o PT, quem é Lula e como eles operam. Já que o sistema político manteve o Apedeuta no poder em vez de impichá-lo, como era o merecido, a sua reeleição, se houver, legitima-se por meio da vontade do tal "povo". Quem disse que essa "entidade" não faz besteira? Faz. E em grandes proporções. Nesta página encontro, às vezes, gente que descobriu onde se esconde a cornucópia de bondades populares. Eu os invejo, embora me conforme. Deve ser como a revelação mística: não é para qualquer um.
As escolhas se darão em etapas: as burocracias partidárias farão as suas, e o eleitor será convocado a dar a palavra final. Continuaremos na rota que nos empurra para a África e nos devolve às imprecações de Castro Alves — "Senhor Deus dos Desgraçados/ Dizei-me vós, Senhor Deus (...)" — ou nos levantaremos do berço esplêndido? Há um quarto de século o Brasil cresce menos do que a média mundial e vai, paciente e metodicamente, reservando o seu lugar nas nações irrelevantes. Desenvolvemos mais a "mística" da responsabilidade do que a "crença" no crescimento econômico. Reparem que recorro de propósito a palavras hauridas do vocabulário religioso. Tem-nos faltado ciência; está-nos sobrando pensamento mágico fora do lugar.
Li dia desses um texto de Gustavo Franco, ex-presidente do BC. Ferino, atacava os críticos da instituição como se uma ilha de racionalidade estivesse cercada de impressionismos e feitiçarias. Eu tentei entender qual a lógica da política monetária que eleva juros com uma das mãos e estimula o crédito com a outra. Não consegui. O resultado prático foi este: a taxa subia enquanto o consumo, infenso à política monetária (que só alvejava o crescimento), expandia-se. E começou a descer quando o consumo, por motivos também alheios à intervenção do BC (contou o risco de inadimplência), deu sinais de se comprimir. Racionalidade? Parece uma das mágicas de Maga Patalógica: sai tudo pelo avesso. Franco faz muito bem em atacar os feiticeiros dos outros. Mas precisa ter também a coragem de puxar as orelhas dos seus amigos de caldeirão.
Dia desses, na TV, um economista mandou bala. Tudo teria ido muito bem no Brasil em 2005. Foi possível ganhar apostando em qualquer ativo. Ele só lamentava (um pouco, não muito...) o baixo crescimento do PIB. Tinha previsto, como quase todos os colegas, 4%. Reduzia suas expectativas para 2,5%. Deve ficar em 2%. Mas todo o resto, entendia-se, estaria mais animado do que uma festa no AP do Latino.
Até organismos como FMI e Banco Mundial apontam o baixo crescimento como a fragilidade mais evidente do país. Teriam se tornado "desenvolvimentistas"? Quero crer que não. É que enxergaram o nosso caminho para a África, pressionados que estamos por atores muito agressivos, como Índia e China — dois competidores, e não "economias complementares", como dizem os bocós do PT. Quem está no comando pensando a inserção do Brasil no mundo global? Lula? Marco Aurélio Garcia? Celso Amorim? Chamem os Três Patetas.
O trio pressiona para que a Europa abra mão de seus subsídios agrícolas em favor dos pobres porque isso seria o mais justo. Coitados! Quem obrigará os europeus a comprar uma briga dessa envergadura e a romper o seu equilíbrio social interno? A OMC? O Itamaraty é ridículo. Enquanto isso, Brasília nem dá seqüência ao Mercosul nem realiza acordos bilaterais satisfatórios. Não há governo, só feiticeiros se beneficiando de um notável, e raro, período de estabilidade externa.
"A escolha" de 2006 vai um pouco além de enterrar ou não o cleptostalinismo ou de eleger um síndico capaz. Trata-se de saber se teremos futuro ou se seremos mais um país da América Latina que, a cada dia, tem um passado sempre mais glorioso. O povo, de fato, elege. Mas as opções são definidas pelas elites políticas. Com a palavra, o PSDB.
Merval Pereira Estranha aliança
O GLOBO
Por trás da disputa política que envolve a aprovação do Orçamento do próximo ano eleitoral, há uma questão de política econômica relevante: não houve uma melhora fiscal do governo federal este ano que sustente as decisões que serão tomadas para o Orçamento de 2006, em uma linha expansionista. Os aumentos de gastos são permanentes, e não necessariamente há aumento de receita.
Quem mais melhorou o resultado fiscal, proporcionalmente, foram as prefeituras, que não têm peso significativo. Mas, para se ter uma idéia, o superávit primário este ano é 16% maior do que no ano passado, e o das prefeituras é 160% maior. As estatais são as maiores responsáveis pelo resultado final, Petrobras e Eletrobrás sobretudo.
O governo federal ficou igual ao ano passado, o que significa que não há mais dinheiro, a não ser aumentando a arrecadação tributária, para justificar, por exemplo, o aumento do salário-mínimo. Um quadro preocupante, porque a situação da Previdência piorou muito este ano.
Segundo técnicos, no Orçamento previsto há um déficit de R$ 5 bilhões na Previdência Social que o governo está escondendo, alegando uma suposta melhoria na redução de benefícios em decorrência do recadastramento de aposentados, que ainda está atrasado.
Se o salário-mínimo for de R$ 340, em vez dos R$ 330 que estão previstos no Orçamento, vão ser precisos mais R$ 3,1 bilhões só para a Previdência Social. Se for para R$ 350, o buraco fica maior. Para compensar, a carga tributária está sendo aumentada novamente, apesar das negativas do Ministério da Fazenda.
O economista José Roberto Afonso, do PSDB, acha que não é mais possível entender o resultado fiscal do governo isolado do resto da economia. Isso porque, para ele, a tributação está tendo o peso de frear decisões de investimentos pior que o peso dos juros altos.
Segundo ele, há uma instabilidade na área tributária muito grande, a arrecadação não pára de crescer, e "não adianta ficar gerando superávit primário deste tamanho à custa do aumento da arrecadação, que acaba derrubando o PIB". Afonso diz que, em 2004, sua conta da carga tributária, que o Ministério da Fazenda não aceita, é de 37% do PIB. Oficialmente, a carga foi de 35,9%. "Este ano, por baixo, teremos um aumento de 0,7% do PIB, só com o aumento de arrecadação até outubro".
O governo alega que não aumentou a carga, e sim a arrecadação. Eles esperam um aumento de arrecadação no próximo ano de R$ 10 bilhões. Para José Roberto Afonso, "a expressão mais correta seria dizer que não aumentou a incidência, mas sim as alíquotas dos impostos. Mas carga tributária é uma medida econômica que significa a soma de tudo o que você arrecada dividido pelo PIB".
Ele diz que o que mais está surpreendendo este ano é a arrecadação do Imposto de Renda, "o que é uma ironia": bancos e empresas estão pagando mais impostos por que estão ganhando mais com os juros altos. "O gasto público com juros teria, então, como contrapartida, o maior lucro financeiro de bancos e de empresas, o que depois aumenta a arrecadação do Imposto de Renda. O governo está, portanto, preso em uma armadilha, e com isso acaba derrubando a economia", analisa Afonso.
Ele ressalta que existe ainda o aumento da folha salarial de 29% para os civis e 10% para os militares previsto no Orçamento, que custaria R$ 2,1 bilhões. E o aumento de verba para o programa Bolsa Família, que passará a gastar R$ 11 bilhões este ano. Num primeiro momento, o governo não está reajustando o valor da Bolsa, está apenas aumentando o contingente, "mas se ficar puxando muito o salário-mínimo para cima, vai haver pressão para aumentar o valor da Bolsa", alerta Afonso.
O economista lembra que programas sociais de caráter compensatório, como seguro-desemprego ou o Bolsa Família, deveriam medir seu sucesso "pela diminuição do gasto, e não pelo aumento". José Roberto Afonso alerta para o fato de que todos esses cálculos foram feitos na presunção de que no próximo ano o PIB teria um crescimento real de 4,5%. Se valer a previsão de ministros e autoridades do governo, o crescimento será próximo de 5%, e haverá mais dinheiro ainda. Mas se corrigir para a projeção do Ipea, de +3,6%, isso já reduziria em R$ 1,8 bilhão a arrecadação prevista, o que torna ainda mais perigoso tais aumentos de gastos permanentes.
Outro aspecto perigoso, diz Afonso, é o aumento da dívida mobiliária, "que está explodindo no Brasil e só esse ano subiu 6% do PIB". O economista lamenta que o mercado só olhe a dívida líqüida, que está estabilizada em relação ao PIB em 51%. O principal parâmetro, que o mundo inteiro usa, é a dívida bruta. A União Européia determina que a dívida bruta não pode passar de 70% do PIB, e nós estamos em 75%.
A queda da dívida externa estaria escondendo um aumento da dívida interna, acontecido da seguinte maneira: quando o dólar estava em R$ 3,20, o governo propôs trocar títulos cambiais por títulos internos pagos pela Selic. "Se tivesse ficado com os papéis cambiais, hoje o credor ia tomar um prejuízo." Afonso concorda que a tentativa de acabar com dívida indexada ao dólar, e aumentar até 40% a parcela de dívida pré-fixada, é o caminho certo. "Do ponto de vista macroeconômico, é bom ter menos dívida externa, mas isso teve um custo", lembra Afonso. Há contas que indicam que esse custo teria sido de 5% do PIB.
"Os gastos do governo são cada vez maiores com juros, Previdência e programas assistenciais. Não há espaço para investimentos", critica José Roberto Afonso. Seria como se Lula estivesse se preparando para a campanha da reeleição baseado em uma frente que tem, num extremo, o setor financeiro, e no outro, os mais pobres. Uma estranha aliança dos rentistas do Bolsa Família, com os rentistas financeiros.
FERNANDO GABEIRA Globalização e as sementes do equívoco
Livros sobre a globalização ocuparam meu tempo neste fim de ano. Os autores são jornalistas, um do "New York Times", outro do "Le Monde". Se fôssemos aplicar aos dois o próprio critério jornalístico de esquentar as matérias, diríamos que um é favorável, outro é contrário. Mas isto não explicaria quase nada.
"O Mundo É Plano", de Thomas Friedman, já foi traduzido no Brasil e, sob muitos aspectos, é uma apologia daqueles países, ou mesmo setores, que conseguiram se inserir na globalização, aproveitando-se desta oportunidade para prosperar.
Nesse caso estão Índia e China, a primeira sobretudo por formar, desde os tempos de Nheru, grandes engenheiros que não tinham outra saída exceto buscar um emprego qualquer fora do país. Agora, com o processo de terceirização dos serviços dos grandes grupos internacionais, a Índia está tirando o maior proveito possível da inteligência e da formação técnica dos seus quadros.
Quem perde a mala numa viagem interna nos EUA e reclama pelo telefone pode estar falando com um "call center" em Bangalore, pois grande parte desses serviços é feito hoje na Índia.
Um dos bons momentos do livro de Thomas Friedman é quando conta uma fábula africana. Toda vez que um antílope acorda, ele sabe que tem de correr mais que o mais veloz dos leões para sobreviver. Quando o leão acorda, sabe, por sua vez, que tem de correr mais que o mais lento dos antílopes, também para sobreviver. Em suma, não importa se leão ou antílope, é preciso começar a correr cedo.
O processo competitivo acentuado pela globalização levou a inúmeras soluções geniais. Friedman, por exemplo, fala da capacidade do Wal-Mart de organizar seus fornecedores, em criar programas que racionalizem as entregas ou mesmo o rastreamento de cada pacote.
Como repórter nova-iorquino, atribui ao provincianismo do Wal-Mart sua política rígida com os funcionários, política que lhe ameaça o prestígio no mundo. Aliás, depois do livro publicado, a empresa teve de pagar, na semana passada, US$ 157 milhões em indenizações trabalhistas.
Friedman também tem uma visão crítica do processo de destruição ambiental, mas não o dramatiza. Em certos momentos, chega a admitir, numa hipótese, que o preço do petróleo baixe a US$ 10 o barril, algo bastante contraditório com a crise dessa fonte de energia.
Já o livro de Jean-Paul Besset, que foi redator-chefe do "Le Monde" durante dez anos, é um grande libelo contra o processo de globalização por causa dos seus efeitos, inclusive no meio ambiente. Besset acha que chegamos a um momento decisivo e que não se trata mais de luta de classe, muito menos de combates nacionais. Todos precisam se unir para evitar o descontrole que o progresso acarretou, ameaçando o futuro do planeta.
O título de seu livro -"Como Não Ser Mais Progressista, Sem se Transformar num Reacionário"- é bastante elucidativo. Ele começa dialogando com um suposto guardião celeste sobre seus fracassos na Terra, inclusive as idéias de esquerda trituradas pela história. E, a partir daí, procura demonstrar como a crise pode nos levar todos para o buraco, progressistas ou não.
As duas obras provocam no leitor a vontade de lutar. O de Friedman, lutar para que o próprio país entenda a globalização e tire proveito dela. Ele propõe que os americanos se deixem levar pelo espírito da queda do Muro de Berlim e atenuem o impacto do 11 de Setembro. Ele quer um espírito aberto do 9/11 contra a quase paranóia que os EUA viveram desde o 11/9.
No caso brasileiro, tanto as preocupações de Friedman, entusiasta da globalização, como as de Besset, crítico radical, ainda não parecem ter dominado nossa vida política. Se por um lado o país nem se prepara, acabando com excesso de burocracia, investindo na educação, estimulando a criatividade, por outro lado não se prepara também para a crise ambiental como seria necessário.
O resultado é que não somos nem bem apologéticos nem críticos. Apenas vamos tocando o barco, com um acerto aqui, um erro ali. O presidente Lula diz que não queria plantar para que outros colhessem. Isso não é verdade nem para ele -pois algumas vitórias do Brasil na OMC (algodão, aço) acabam ajudando as novas gerações aqui e em outros países do Terceiro Mundo- nem para líderes como Nehru e Mandela, cada um à sua maneira, plantando para muitas gerações posteriores.
Com toda a admiração que tenho por São Paulo, não deixa de ser estranho ver uma luta tão limitada entre suas grandes correntes políticas. Se mergulho no livro de Friedman, sinto uma grande necessidade de união para que se responda a esse processo impiedosamente competitivo no mercado internacional. Se me dedico ao texto de Besset, concluo que ainda estamos longe dos passos necessários para evitar o grande desastre ambiental.
Um presidente que não planta para que outros colham é uma peça difícil de integrar nesse quebra-cabeça. Ainda que os políticos brasileiros possam se consolar com as rivalidades internas. Tanto para um mundo plano como para o mundo em dissolução, elas são apenas uma nota no pé de página.
O que sobrou de 2005? GESNER OLIVEIRA
Segundo o ex-ministro José Dirceu "não sobrou nada no Governo Lula". Mas o que terá sobrado de 2005? O tom das retrospectivas de final de ano tem sido pessimista. O ano de 2005 teria sido um desastre na avaliação dos mais radicais. É mais correto afirmar que foi um ano medíocre, tendo em vista a oportunidade de ouro da economia mundial em franca expansão.
Houve coisas boas em 2005. Os são-paulinos talvez estejam mais aptos a brincar de Poliana, ainda inebriados pela conquista do tricampeonato mundial. Foi uma espécie de Papai Noel antecipado em um momento em que as apostas eram de três contra um a favor do Liverpool. E como já escreveu Carlos Drummond de Andrade, "eu sei que futebol é assim mesmo, um dia a gente ganha, outro dia a gente perde, mas por que é que quando a gente ganha, ninguém se lembra que futebol é assim mesmo?"
São-paulino ou não, quem quiser fazer o jogo do otimista vai encontrar algo positivo em 2005. A regulamentação parcial da reforma do Judiciário constitui avanço. A aprovação do projeto de lei de execução judicial vai afetar para melhor a vida de muita gente que tem algo a receber na Justiça e já tinha perdido a esperança de ver a cor do dinheiro. Ainda é pouco para modernizar o Judiciário, mas é um passo na direção correta. Vários outros projetos que estão no Congresso poderiam tornar a Justiça mais acessível e contribuir para o funcionamento da economia.
A derrota da "MP do Mal", a famigerada MP 232, que o governo tentou enfiar goela abaixo na última passagem de ano, foi um marco de resistência contra um Estado que arrecada 37% do PIB. Isso equivale a entregar tudo o que é produzido até meados de abril de um ano qualquer para uma máquina pública inchada que fornece serviços de péssima qualidade.
O "basta" serviu para indicar o caminho a seguir, mas ainda não gerou o essencial: corte e racionalização de gastos. Mas pelo menos o cidadão poderá festejar a entrada de 2006 sem receio de novo pacote de impostos na noite de Réveillon. Já é alguma coisa. A própria "MP do Bem", apesar de ter se tornado uma colcha de retalhos, desonerou alguns segmentos produtivos.
Como o futebol, o ano é cheio de surpresas. Quem imaginaria que um argentino seria considerado, com plena justiça, o melhor jogador do Campeonato Brasileiro? A economia argentina lembra aquele Chevrolet viking 1958 que aos trancos e barrancos atravessou o país vizinho rumo à fronteira com o Brasil no belo filme "Família Rodante", de Pablo Trapero. O crescimento argentino nos últimos três anos é de dar inveja: média de cerca de 8% ao ano, algo que o Brasil não experimenta desde os anos 70.
Apesar de vistosa, essa expansão é frágil. A inflação argentina já ultrapassou a perigosa barreira dos dois dígitos em 2005 e ninguém acredita que os acordos setoriais de preços promovidos pelo governo Kirchner vão servir para alguma coisa. A não ser para gerar ilusão e escassez de produtos no mercado. Mas muita gente faz um balanço favorável de 2005 para o parceiro do Mercosul. Ontem à tarde mesmo, o painel de votação do jornal "La Nación" registrava que 42% das pessoas que responderam à consulta daquele jornal achavam que 2005 tinha sido melhor do que 2004. Desconfio de que o resultado seria diferente no Brasil.
Comparada aos desequilíbrios da Argentina, a economia brasileira está melhor. É um carro em melhor estado, que no entanto anda com a roda presa e meio sem rumo. Não há, por exemplo, qualquer estratégia para a infra-estrutura. A não ser um tapa-buraco nas estradas às vésperas das eleições.
É positivo que a inflação esteja em patamares civilizados. O IPCA deverá fechar 2005 em 5,6%; o IGP-M deu 1,21%, o mínimo histórico da série do índice. O IGP-M é muito sensível às oscilações do dólar. Como o real apreciou cerca de 12% neste ano, os bens de comércio exterior ficaram relativamente mais baratos, contribuindo de forma decisiva para a queda da inflação. Algo similar ocorreu em 1998, quando o real apreciou fortemente e o IGP-M acusou somente 1,8%.
Não há nada de estruturalmente errado com o sistema brasileiro de metas de inflação. Mas o Banco Central errou na mão nos juros. Uma trajetória um pouco menos conservadora nos juros e uma melhor comunicação com o mercado teriam contribuído para um crescimento um pouco maior do que os modestos 2,6% estimados. E não teria acentuado de maneira excessiva a tendência já presente de apreciação da taxa de câmbio, comprometendo a rentabilidade do setor exportador.
As frustrações de 2005 encerram, portanto, lições úteis. E de novo Drummond ensina através do futebol, ao refletir sobre a Copa perdida em 1974: "Perder é uma forma de aprender. E ganhar, uma forma de se esquecer o que se aprendeu."
Gesner Oliveira, 49, é doutor em economia pela Universidade da Califórnia (Berkeley), professor da FGV-EAESP, presidente do Instituto Tendências de Direito e Economia e ex-presidente do Cade.
Internet: www.gesneroliveira.com.br
E-mail - gesner@fgvsp.br
FERNANDO RODRIGUES Perdas e danos em 2005
BRASÍLIA - O senso comum é que 2005 foi muito ruim. Condenado a viver em Brasília e vendo de perto o que se passou, arrisco um palpite diferente neste último dia de dezembro: o ano foi de médio para bom. Bom, é claro, não quer dizer perfeito. A economia poderia ter crescido mais. A distribuição de renda é africana. Os impostos, estratosféricos. O juro está além do suportável. Só dois deputados foram cassados (Roberto Jefferson e José Dirceu), quando uns 50 poderiam ter ido para o espaço. O São Paulo poderia ter sido campeão brasileiro de futebol (só ganhou o Paulista, a Libertadores da América e o Mundial de Clubes da Fifa). Fora as ressalvas do parágrafo anterior, é necessário registrar que o PT conseguiu chegar ao terceiro ano no comando do país sem abrir mão da austeridade fiscal. A inflação está menor. O Brasil terá em breve sua quinta eleição presidencial direta seguida pós-ditadura militar. Em 2006, muita gente discute se o juro cai para 16%, 14% ou 12%, mas ninguém nem ousa imaginar que possa ser cancelada a eleição marcada para o primeiro domingo de outubro, como manda a Constituição. A rigor, em 2006, será a primeira eleição presidencial desde o fim da ditadura com a exata mesma regra do pleito anterior. Em 1989 o mandato era de cinco anos. Em 1994, caiu para quatro anos, sem reeleição. Em 1998, introduziu-se a reeleição. Em 2002, veio a verticalização. É verdade que às vezes dá a impressão de que os eleitores custam a aprender. É só impressão. Com muita rapidez, testaram de tudo. Escolheram algo, vá lá, diferente em 1989. Votaram "conservador" em 1994 e 1998. Provaram o PT em 2002. Democracia é assim. Cheia de defeitos, mas não existe sistema melhor. Neste 2005, a democracia brasileira amadureceu. Até porque sobreviveu. No caso do Brasil, já é muito.
CLÓVIS ROSSI Férias?
SÃO PAULO - Nada como o espírito festivo de Natal/Ano Novo. Até esses ranzinzas que fazem a Folha revelaram toda a caridade do mundo ao preparar o título principal da capa de ontem: "Congresso sai de férias sem votar Orçamento".
O Congresso sai de férias? Como, se não trabalhou nadica de nada nos 12 meses anteriores, única maneira de cidadãos normais e decentes adquirirem o direito de gozar férias? A própria Folha, aliás, dias atrás, já havia feito um levantamento sobre as atividades do Congresso que provou, com números insofismáveis, que esse pessoal não fez nada o ano inteiro.
O título correto, portanto, não fosse o espírito festivo e caridoso, seria "Congresso continua de férias e não vota o Orçamento".
Já tive meus momentos de defender a chamada classe política. Uma e outra vez, neste mesmo espaço, escrevi que o preconceito contra políticos é primo-irmão do preconceito contra judeus, árabes, negros, nordestinos, homossexuais etc.
Hoje em dia, continuo me irritando com o preconceito contra quem quer que seja, mas entendo e até justifico o preconceito contra políticos. Sei que o bordão usual ("são todos ladrões") é injusto com uma meia dúzia de gente decente que faz da política a sua profissão e a sua vocação.
Mas são tão poucos os que se salvam nesse meio que é cada vez mais difícil defendê-los. Até porque os que se salvam acabam, não obstante, coonestando pelo silêncio as práticas de seus pares mais nefandos.
Quando viajei pela primeira vez a Washington, faz mais de 30 anos, o guia do Departamento de Estado mostrou o Capitólio, a sede do Congresso, e disse que não podia haver nenhuma edificação que ficasse acima daquela cúpula, para representar a absoluta proeminência da casa dos representantes do povo.
Achei bacana. Mas, se se aplicasse tal critério ao Brasil, aquelas cúpulas emborcadas de Niemeyer deveriam ficar sob a terra seca de Brasília, bem enterradas.
Editorial da Folha de S Paulo
Desde os atentados de 11 de Setembro de 2001, o presidente George W. Bush tem buscado meios de ampliar os poderes do Executivo. Sob a compreensível justificativa de intensificar o combate ao terrorismo, tem se cercado de assessores empenhados em fornecer versões e interpretações da lei para embasar seus excessos. O último deles, contudo, ultrapassou os limites de forma inédita. A Agência de Segurança Nacional (NSA) realizou escutas telefônicas e interceptou e-mails de milhões de cidadãos norte-americanos.
Desde 2002, em obediência a uma ordem secreta do presidente Bush, a NSA tem espionado sem autorização judicial. Para rastrear suspeitos no exterior, o governo não é obrigado por lei a recorrer a tribunais locais. Mas o mesmo não se aplica aos cidadãos norte-americanos.
Nesses casos, é preciso recorrer a um tribunal conhecido como Fisa (Foreign Intelligence Surveillance Act), criado em 1978 para coibir ingerências desse tipo. Exposto um bom motivo, a autorização é concedida.
São insondáveis as razões que levaram o presidente Bush a ignorar esse procedimento elementar numa nação que se orgulha de ser um baluarte da democracia. Até porque o Fisa raríssimas vezes contraria o governo: desde sua criação, concedeu 19 mil autorizações de investigação. E rejeitou apenas cinco.
A recusa em cumprir a formalidade sugere que a escala da espionagem, cujos números ainda não foram estimados com precisão, ultrapassa em muito as expectativas iniciais. Da mesma maneira, as evidências de que a operação contou com o auxílio de companhias de telecomunicação dos EUA pedem investigações imediatas por parte do Congresso.
É evidente a necessidade de criar mecanismos eficientes para regular a atividade de agências de inteligência -e isso também vale para outros países, entre os quais o Brasil. Com a difusão do telefone celular e da internet, que concentra volume crescente de informações pessoais dos usuários, a espionagem ganhou mais territórios onde se imiscuir. Sem uma legislação clara e eficaz para definir a atuação desses serviços, aumenta o risco de violação das liberdades civis.
Não resta dúvida de que a ameaça do terrorismo é real e justifica uma reorientação da política de segurança dos Estados Unidos e de outros países que se sentem ameaçados. Mas não se pode viver eternamente em estado de exceção. E muito menos fazê-lo à revelia do Congresso e dos tribunais competentes.
É um traço da geopolítica que superpotências protejam sua hegemonia por meio da força. Mas o governo Bush parece inverter o sinal e aplicar uma conduta impositiva e autoritária também dentro do país. Não é uma atitude simples de justificar em nome da democracia.
Editorial de O Estado de S Paulo
Mais uma vez o governo anuncia, para daqui a alguns dias, a retomada do processo de concessão para a iniciativa privada de oito trechos de rodovias federais, entre os quais as ligações São PauloCuritiba e São Paulo-Belo Horizonte, num total de 3.059 quilômetros de extensão. Não é a primeira vez que se faz anúncio semelhante, mas os brasileiros que sabem da importância dessas concessões para a conservação e melhoria das estradas e conhecem a novela em que o caso se transformou torcem para que seja a definitiva. Afinal, fala-se das concessões pelo menos desde 1998, e até agora, na prática, tudo não passou de conversa.
O caso da BR-116 entre São Paulo e Curitiba, a Rodovia Régis Bittencourt, tornou-se um símbolo da ineficácia das políticas do governo federal para o setor rodoviário nos últimos dez anos. Sua duplicação, iniciada em 1996, ainda não foi concluída, por dificuldades para a obtenção de licença ambiental para a construção de alguns trechos ou por desinteresse do governo, e a estrada apresenta graves problemas, principalmente de segurança. Por falta de conservação, pontes ruíram ou estão em mau estado em diversos pontos. Nos trechos ainda não duplicados, isso resulta em longas filas. Sua operação pela iniciativa privada evitaria a degradação que se observa hoje.
Mas o processo de privatização pouco avançou, e não apenas no caso da Régis Bittencourt. Em diversas oportunidades, divergências técnicas entre o governo e o Tribunal de Contas de União (TCU) a respeito de parâmetros e projeções econômico-financeiras que balizariam os contratos de concessão levaram à suspensão do processo de licitação, para que as regras fossem refeitas. Em outras, como em 2003, o primeiro ano do governo Lula, razões políticas determinaram a paralisação do processo, para sua completa revisão.
Em dezembro de 2000, o Tribunal de Contas da União considerou que o processo continha irregularidades, entre as quais o fato de limitar a um pequeno grupo de empresas o direito de participar das licitações, e o suspendeu. A liberação ocorreu em 2001, mas o governo Fernando Henrique optou por deixar a retomada do processo para seu sucessor.
Só no segundo semestre de 2003 o governo Lula começou a tomar decisões sobre as concessões rodoviárias. Uma delas, anunciada em setembro daquele ano, era a de retomar a licitação de dois dos sete trechos (agora são oito) a serem operados por empresas privadas, enquanto nos demais cinco casos, entre os quais o das Rodovias Régis Bittencourt e Fernão Dias (São Paulo-Belo Horizonte), o processo seria reexaminado. A revisão, prevista para ser feita em seis meses, demorou muito mais.
Só em novembro do ano passado, 14 meses depois, o processo para todos os oito lotes foi retomado, com a publicação de um aviso de audiência pública preliminar ao lançamento dos editais de concessão. E esses editais só foram publicados em abril deste ano, ou seja, quatro meses depois de o governo ter cumprido metade do mandato. A intenção do governo era realizar os leilões de concessão em setembro e transferir esses trechos para a operação pela iniciativa em outubro.
O processo, entretanto, foi interrompido em julho pelo Tribunal de Contas, que viu, nas regras dos editais, o risco de a tarifa dos pedágios ser alta demais, em razão de projeções superestimadas pelo governo para os custos operacionais da empresa concessionária e também para a lucratividade tomada como base para o cálculo dessa tarifa. No último dia 14, finalmente, o TCU autorizou a publicação dos editais, desde que corrigidas as inconsistências apontadas.
O governo deve publicá-los em janeiro. As regras básicas já são conhecidas, e não foram questionadas pelo TCU. Os critérios para a determinação do vencedor serão a menor tarifa de pedágio e o maior valor de outorga. O processo terá duas etapas. Na primeira, será vencedora a empresa que oferecer a menor tarifa.
As concorrentes que tiverem sugerido pedágio até 5% maior do que a vencedora participarão da segunda, na qual será vencedora a que oferecer o melhor preço de outorga. Mesmo assim, os novos editais terão de passar pelo exame do TCU, que pode novamente interromper o processo Como se vê, não há nada de novo no anúncio que o governo acaba de fazer - a não ser, é claro, sua irritante repetição.
CELSO MING Mudou o foco
Virada a caminho no turismo do Brasil.
A conta do setor deve fechar no vermelho. Isso significa que os brasileiros gastaram mais em viagens ao exterior do que os estrangeiros gastaram com turismo por aqui. Ainda assim, há o que comemorar.
Este foi um ano de recordes, tanto em movimentação de turistas quanto em receita.
As estatísticas do Banco Central indicam que o déficit na conta de turismo ainda ficará perto de US$ 1 bilhão. No entanto, se, de um lado, mais dólares saíram do Brasil porque os turistas brasileiros aproveitaram o câmbio favorável para viajar, de outro, nunca os turistas estrangeiros deixaram tantos dólares por aqui.
Nos 11 primeiros meses do ano, a receita em moeda estrangeira com turismo de fora para dentro ultrapassou os US$ 3,5 bilhões, 21,3% a mais do que em 2004. Pelas projeções do diretor de Estudos e Pesquisas do Instituto Brasileiro de Turismo (Embratur), José Francisco de Salles Lopes, as receitas devem ultrapassar os US$ 3,8 bilhões, deixadas por 5,6 milhões de estrangeiros.
A movimentação de passageiros nos aeroportos ajuda a mostrar o movimento. Dados da Infraero indicam que o número de viajantes nos vôos internacionais cresceu 15,4% de janeiro a novembro em comparação com o mesmo período do ano passado, passando de 9,1 milhões para 10,5 milhões.
O conselheiro da Associação Brasileira de Agências de Viagens (Abav), Goiaci Alves Guimarães, sugere nova avaliação: "Quando você ouvir por aí que os vôos estão saindo lotados, saiba que isso tem mais a ver com os turistas estrangeiros que estão voltando para casa do que com mais brasileiros viajando para o exterior."
Mas como explicar o resultado negativo da conta de turismo? Para Goiaci, há uma falha metodológica no tratamento das estatísticas. Entre outras esquisitices, somam à saída de dólares gastos por brasileiros que viajam para fora as compras feitas por meio da internet e pagas com cartão de crédito internacional.
Poderia parecer que o câmbio valorizado, que proporciona menos reais por dólares, afastasse os turistas. Mas acontece o contrário, os estrangeiros estão gastando mais por aqui.
A explicação é a de que a valorização do real reduziu os preços internos amarrados ao dólar, como diárias dos hotéis, pacotes turísticos, passagens e fretamento de aeronaves. "Os cruzeiros, por exemplo, eram pouco acessíveis ao brasileiro. Mas já há agências fretando navios para o ano inteiro", comenta André Pousada, coordenador da área de Turismo do Senac.
Em conseqüência desse barateamento em reais das despesas turísticas, aumentou o número de brasileiros que fazem turismo no País. Entre janeiro e novembro, o movimento de embarques e desembarques domésticos de aviões foi 17,6% maior que o do mesmo período do ano passado.
Mas o câmbio jogou contra. O aumento do faturamento, por exemplo, poderia ser ainda melhor. O volume da receita em dólares aumentou, mas em reais o avanço foi baixo. Mas, como diz Guimarães, isso não é uma reclamação. O que importa é que o turismo está ganhando importância. Neste ano, segundo o Ministério do Turismo, o setor deve ficar com a quinta posição na pauta de exportações do País.
Grande parte dos esforços do setor se concentra em desenvolvimento de infra-estrutura, qualificação profissional, marketing, sinalização, limpeza urbana, etc. Enfim, o foco mudou. O setor aprendeu que precisa transformar matéria-prima em produto turístico. Não basta mostrar praias e cachoeiras se não existirem condições mínimas para receber os turistas. COLABOROU DANIELLE CHAVES
Rodovias - a crise anunciada por Josef Barat*
Desentendimentos recentes entre o governo federal e alguns Estados quanto às condições precárias das rodovias federais induzem a uma reflexão. Excluído o minério de ferro do total das cargas movimentadas no País, cabe aos caminhões quase 75% do total. É óbvio que o estado lastimável das rodovias afeta o abastecimento interno e a competitividade das exportações. Eleva-se, de forma absurda, o chamado "custo Brasil", num momento em que é crucial dar sustentação ao crescimento das exportações. Logicamente os usuários das rodovias estão cada vez mais insatisfeitos: estradas péssimas, custos operacionais elevados, fretes baixos, pedágios caros, elevados índices de acidentes e pouca segurança. A questão é tratada - de forma recorrente - como emergencial, quando, pela sua gravidade, tem de ser entendida nos seus contornos de longo prazo. A desestruturação de núcleos de excelência do governo federal - aliada à ênfase nas políticas de curto prazo - diminuiu a importância do planejamento e das estratégias voltadas para o crescimento. A conseqüência - vale sempre insistir - foi a ausência de políticas públicas consistentes para as infra-estruturas, bem como a dificuldade em estabelecer um novo pacto federativo, voltado para uma ampla reforma fiscal. A redução da presença do Estado, por duas décadas, sacrificou os investimentos públicos nas infra-estruturas. A Constituição de 1988, ao vedar os fundos vinculados, agravou o quadro financeiro. As concessões das infra-estruturas para exploração privada - ocorridas em meados dos anos 90 - surgiram como alternativa à escassez de recursos públicos. No entanto, até hoje, a segunda etapa do programa de concessões de rodovias federais não foi implementada. Apesar dos avanços obtidos com as concessões de rodovias federais, o seu alcance ainda é limitado: dos cerca de 55 mil km de rodovias pavimentadas, foram concedidos 4,4 mil (apenas 8%), aí incluídos cerca de 2,9 mil km de rodovias delegadas pela União a alguns Estados. Considerando as licitações adiadas (2,7 mil km) e o interesse demonstrado pelas concessionárias em mais 6,5 mil, as concessões poderão perfazer - somadas às já concedidas e em horizonte ainda indefinido - cerca de 25% da malha pavimentada total. Restarão 75%, além da malha não pavimentada, que continuarão sob a responsabilidade da União para restaurações e trabalhos de conservação. A degradação física do patrimônio construído e a queda brutal da qualidade dos serviços refletem, há 20 anos, a ausência de um mecanismo de financiamento sustentado no longo prazo, que garantisse, pelo menos, a continuidade na restauração e conservação da malha rodoviária existente. A Lei Federal nº 10.336/02 criou a Contribuição de Intervenção no Domínio Econômico (Cide), objeto de emenda constitucional. Ela incidiu sobre a importação e a comercialização de petróleo e gás natural (e derivados), como também no álcool etílico combustível. Por tratar-se de uma contribuição, seus recursos foram vinculados à aplicação em programas de infra-estrutura de transportes. A lei ensejou a negociação das quotas para as destinações e a distribuição de recursos para Estados, Distrito Federal e municípios. Uma nova lei federal, nº 10.866/04, estabeleceu critérios para a distribuição dos recursos. Os critérios fixados nesta lei se referem à distribuição entre os entes federados e não à aplicação vinculada dos recursos. Discutiu-se, a seguir, a alteração na parcela destinada aos Estados, que deveria ser aumentada como compensação pelas perdas de arrecadação decorrentes das alterações na cobrança da Cofins. Hoje, o principal impedimento para a Cide se tornar um instrumento efetivo para a restauração e conservação da malha rodoviária diz respeito aos contingenciamentos do Orçamento da União praticados com contumácia e exageração pelo governo federal. Atingindo os recursos arrecadados pela Cide, as liberações parciais (e emergenciais) mal atendem à conservação da malha federal. Os contingenciamentos não têm considerado a Cide como de crucial importância, pelo menos para dar sustentação à recuperação e manutenção da malha rodoviária, especialmente a de responsabilidade federal. Não se pode esquecer que o transporte rodoviário - pelo seu dinamismo, maior espírito empreendedor e características de flexibilidade operacional - irá comandar o processo de implementação do multimodal no País. A tendência nos países mais desenvolvidos foi a de um aumento expressivo da sua participação no total da movimentação de cargas, sem atingir, todavia, posição de predominância absoluta na matriz de transportes. É necessário encontrar soluções mais justas, numa perspectiva mais abrangente de Política de Transportes, o que não temos há algum tempo. *Josef Barat, consultor, é membro do Conselho de Economia e Política da Federação do Comércio do Estado de São Paulo
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sexta-feira, dezembro 30, 2005
A saúde que faz mal à economia Robert Fitch
O Estado de S. Paulo |
30/12/2005 |
Como a maioria dos americanos sabe, a indústria automobilística dos Estados Unidos está em crise. Os salários dos trabalhadores estão em queda e centenas de milhares de serviços são executados no exterior. O maior fornecedor de peças do país, a Delphi, entrou com pedido de proteção de falência e a General Motors, principal cliente da Delphi, também deve seguir o mesmo caminho, se uma greve do sindicato da categoria, a United Auto Workers, ocorrer no próximo mês. Enquanto isso, a Ford e seu principal fornecedor, a Visteon, parecem percorrer o mesmo caminho. Se o governo pagasse as contas dos seguros saúde de todos, como fazem no Canadá e na maior parte da Europa, os Big Three de Detroit, como são chamados os principais fabricantes de carros americanos, poderiam economizar pelo menos US$ 1.300 por veículo. A lucratividade voltaria. Com mais dinheiro no bolso, os fabricantes poderiam pagar seus fornecedores. As comunidades seriam poupadas do desemprego. Claro, há muitas outras razões para defender um plano de pagamento único, além de ajudar a indústria automobilística. Embora seja o mais caro do mundo, o sistema americano ainda deixa 43 milhões de pessoas descobertas. A última classificação da Organização Mundial de Saúde pôs o sistema americano em 33º lugar, depois de Costa Rica e apenas duas colocações acima de Cuba. A maioria dos defensores do sistema de saúde universal centra foco na oposição dos republicanos e das empresas de seguros. Mas talvez o fator que mantém a revisão fora da agenda nacional é algo que poucos democratas reconhecem: a maioria dos dirigentes sindicais, colegas de Gettelfinger, não apóia um sistema de saúde universal. A razão se resume ao interesse próprio. A United Auto Workers é um dos poucos sindicatos do setor privado que não administra seu próprio plano de saúde. Em vez disso, a maioria criou grandes empresas para administrar os planos de seus filiados, o que lhes deu uma parte grande, e muitas vezes corrupta, do atual sistema. Fazer oposição a um plano nacional de saúde é parte da tradição sindical americana tanto quanto os piquetes. Remonta a Samuel Gompers, fundador da American Federation Labor (AFL). Essa linha de pensamento levou à decisão do comitê de seguro saúde da AFL-CIO, em 1991, de rejeitar a proposta de um plano único. A maioria disse que um sistema nacional não teria chance no Congresso, mas outros viram um conflito de interesse: um plano de saúde nacional poderia pôr os negócios do sindicato em perigo. O voto decisivo foi dado por Robert Georgine, diretor executivo da Ullico, uma grande empresa de saúde criada pelos sindicatos. Uma década mais tarde, Georgine, que ganhava US$ 3 milhões por ano da Ullico, e vários outros executivos - todos dirigentes de sindicatos da AFL-CIO - foram investigados pelo governo por transações ilegais envolvendo ações da Ullico. Georgine e vários diretores pediram demissão e este ano ele concordou em pagar US$ 13 milhões à empresa. Sejamos honestos: fundos de seguro saúde administrados pelos sindicatos fornecem oportunidades irresistíveis aos dirigentes sindicais. Primeiro, o nepotismo: a contratação de amigos e parentes. Depois, os eventos pagos pelos planos e segurados. E, para quem está disposto a passar o limite da legalidade, há ainda a chance de levar comissões dos vendedores. Muitos funcionários são acusados, mas poucos vão para a cadeia, mesmo quando o dinheiro acaba nas mãos da máfia. No mês passado, os promotores perderam um caso criminal no Brooklyn, no qual eles alegavam que a família mafiosa Genovese se apoiava em dois presidentes de um sindicato para, entre outras coisas, favorecer um vendedor. Evidentemente, o júri foi convencido pela defesa de que os dirigentes sindicais estavam sob coação. Até Lawrence Ricci, principal acusado da família Genovese, foi absolvido, embora tenha desaparecido e nunca tenha testemunhado. (Seu corpo foi descoberto no mês passado na caçamba de um caminhão em Union, New Jersey.) Apesar da redução dos quadros, o sindicalismo ainda tem dinheiro e músculos para apoiar uma campanha de plano de saúde nacional. No mês passado, os sindicatos do setor público na Califórnia surgiram com dezenas de milhões de dólares numa campanha bem-sucedida para derrotar a votação de uma medida que desafiava seu direito de usar as contribuições sindicais com objetivos políticos. O problema é fazer os sindicatos brigarem por preocupações comuns em oposição a interesses institucionais estreitos. Talvez uma ampla reforma sindical tivesse que preceder à do sistema de saúde americano. |
Villas-Bôas Corrêa Do alto o governo não vê
Jornal do Brasil |
Vá lá que seja preciso calcar um pouco a mão, mas a sofreguidão com que o presidente Lula mobiliza parte do seu obeso elenco ministerial para executar a improvisada operação tapa-buracos na rede rodoviária largada ao abandono nos três anos dos quatro do seu mandato, parece trupe de mambembe empurrada para o palco do Teatro Municipal para completar vagas de tenores, barítonos e baixos na solene récita noturna de ópera famosa. O pedido de desculpas, balbuciado em poucas palavras das dezenas de improvisos de badalação da boa nova, soa tão em falso como o dó de peito do manipulador de bonecos no teatrinho de fantoche. Talvez fosse prudente conter a afobação e encaixar na agenda rotineira o decreto que declara o estado de emergência das rodovias estaduais federalizadas e a medida provisória para a destinação de recursos economizados em anos de usura e paralisia administrativa. O diabo é que o presidente não cumpre agenda nem se aprisiona à rotina: viaja, discursa, critica e xinga a oposição, recita o auto-elogio e repete que não decidiu se será ou não candidato à reeleição (número que arranca aplausos das platéias e alguns risos contidos dos maliciosos) e, no arremate, a peroração exige o tom grave das sumárias comparações do ''muito que foi feito pelo maior governo que este país teve em todos os tempos'' e do muito que será feito no ano derradeiro, depois da casa arrumada, das finanças em ordem e de oito milhões de famílias empanturradas pelas Bolsas-Família do ''maior programa de distribuição de renda do mundo''. Os que sofreram calados ou xingando os três anos de solavancos, atoleiros, pontes destruídas e buracos que desengonçam carrocerias, estouram pneus, quebram a suspensão, inutilizam amortecedores, duplicam, triplicam, multiplicam o tempo das viagens de lazer ou de trabalho, botaram a boca no trombone, foram ouvidos por governadores, prefeitos, pelos deputados federais e estaduais nos lazeres de fim de semana e que se deram conta do rombo que os prejuízos incalculáveis em horas perdidas, carga deteriorada, material estragado ameaçam abrir nas urnas eletrônicas do ano novo que arranha a porta e mostra os dentes. Estremunhado com o despertar barulhento, Lula foi à luta. E no azáfama da precipitação, caiu no ritmo do JK da sua mais recente mania de leitor de biografias históricas, para descontar o atraso de três anos em seis meses de campanha. Escancarou os cofres abarrotados de verbas que o paquiderme do maior ministério de todos os tempos não gastou porque não fez nada. A operação de emergência em estradas federais estadualizadas será detonada nos primeiros dias de janeiro, no corre-corre do tapa-buracos, ao custo estimado entre R$ 150 milhões a R$ 200 milhões, em cerca de dez mil quilômetros de rodovias literalmente intransitáveis. Para ser concluída em três meses, por coincidência no mágico março da declaração oficial, com pompa e fanfarras, que é candidato à reeleição. Surpresa servida em dose dupla. O resto ficará para o segundo mandato. A marcação advertiu o ministro do Planejamento, Paulo Bernardo, a dar alguns passos até a boca do palco e entoar a sua curta ária: ''O presidente está muito preocupado com a situação de algumas rodovias, especialmente com as notícias de estradas esburacadas.'' Brilhante, pela novidade do anúncio da buraqueira e da preocupação que ronda a insônia presidencial. O espírito natalino que adoça a alma e a renovação da esperança no ano novo espanta as decepções acumuladas em cavalar dose tripla, instiga a busca de uma explicação, da justificativa que atenue as críticas e o azedume das cobranças do balaio das promessas esquecidas. Sem apostar um real ou a fortuna do salário mínimo anunciado para o próximo reajuste obrigatório, arrisco um palpite. Sou do tempo em que presidentes, governadores, prefeitos, ministros, secretários e demais autoridades viajavam de automóvel e até em ônibus especiais nas constantes visitas ao interior. De algumas décadas para cá é mais fácil encontrar uma moita de mata atlântica do que um figurão desembarcando da condução que maltrata a população. Autoridades, como os milionários, viajam de avião para longas distâncias e de helicópteros para as inaugurações, visitas às obras, ou a rápida presença em solenidades na caça ao voto. Ora, no macio da poltrona, copo de uísque com gelo na mão, ninguém se lembra de olhar para baixo |
Merval Pereira Os números do impasse
O GLOBO
Uma pesquisa que não pode ser divulgada oficialmente porque não foi registrada no Tribunal Superior Eleitoral está causando furor nos meios políticos nesses últimos dias do ano, e mais ainda entre os tucanos. Trata-se de um levantamento feito por telefone, sob encomenda do PSDB, que aponta o crescimento da candidatura do prefeito paulistano José Serra, surgindo pela primeira vez a possibilidade de ele vencer Lula já no primeiro turno. Mas a pesquisa aponta também um crescimento da candidatura do governador de São Paulo, Geraldo Alckmin, o que complica o processo decisório no PSDB. O senador Bornhausen, presidente do PFL, não conhece a pesquisa. Mas diz ter certeza de que se os acordos forem feitos corretamente, existe a chance de derrotar Lula já no primeiro turno.
Realizada pelo Ipespe, Instituto de Pesquisas Sociais, Políticas e Econômicas, fundado pelo sociólogo Antônio Lavareda, a pesquisa tem valor político até mesmo por isso, pois Lavareda é o pesquisador preferido do PFL, partido que provavelmente comporá com o PSDB a chapa que concorrerá na eleição presidencial do próximo ano. O senador Bornhausen repete para quem quiser ouvir que segue fielmente o que as pesquisas de Lavareda apontam.
Foi por elas, por exemplo, que o PFL marcou sua posição de oposição inflexível ao governo Lula. E também por causa delas o mesmo Bornhausen não se abalou quando foi acusado de ter ultrapassado a fronteira da política civilizada quando disse que esperava se ver livre "dessa raça" nos próximos 20 anos, referindo-se aos petistas. O PFL fez uma pesquisa quantitativa com Lavareda, para saber o perfil do candidato que o eleitorado quer. Eficiência administrativa e honestidade foram os atributos mais apontados.
De acordo com a pesquisa por telefone, Serra teria hoje 40% dos votos no primeiro turno, contra 26% de Lula. Garotinho teria apenas 9% e Heloísa Helena, 5%. Na simulação com Alckmin como candidato do PSDB, Lula lideraria com 28%, seguido de Alckmin com 25%, num empate técnico. Garotinho subiria nesse caso para 15%, e Heloísa Helena para 8%. Num hipotético segundo turno, Serra venceria Lula por 20 pontos percentuais — 52% a 32% — e Alckmin também derrotaria o presidente, mas próximo à margem de erro: 42% a 37%.
Apesar de muito boa para Serra, a pesquisa revela um dado inquietante para a decisão do partido, embora não decisivo: a maioria dos pesquisados na capital paulista disse que Serra não deveria abandonar a prefeitura de São Paulo para disputar a Presidência da República. O lado bom para os serristas é que a maioria não é tão esmagadora quanto se temia: 48% desaprovaram sua saída, mas 40% acham que ele tem que deixar a prefeitura. Atualmente, um paradoxo deve estar inquietando Serra: quanto mais bem avaliada é sua gestão na prefeitura, mais difícil fica sua saída do cargo com cerca de um ano de mandato.
Serra foi apontado por uma pesquisa do Datafolha como o prefeito paulistano mais bem avaliado nos últimos anos no primeiro ano de gestão. Além do caso do prefeito Pimenta da Veiga, que deixou a prefeitura de Belo Horizonte e perdeu a eleição para o governo de Minas, há outro caso clássico, desta vez no PSDB paulista, o de Mário Covas. Eleito o deputado federal mais votado do estado, com uma votação espetacular no litoral de Santos, aceitou ser prefeito biônico de São Paulo. Foi tão criticado que, nas eleições seguintes, perdeu de Paulo Maluf em Santos, seu reduto eleitoral.
A decisão seria mais fácil se Serra fosse o único candidato a vencer Lula, mas o enfraquecimento progressivo do presidente nas diversas pesquisas eleitorais pode reduzir os argumentos a seu favor. No PSDB, a opinião geral é que Serra não tinha planos de concorrer agora novamente à Presidência, preparando-se para 2010. Mas as pesquisas mostrando sua crescente aceitação pelo eleitorado nacional, como uma tentativa de desfazer um equívoco cometido em 2002 — as pesquisas mostram que Serra manteve seus eleitores da eleição anterior e conquistou grande parte dos que votaram em Lula — o animaram.
O governador Alckmin trabalha com essas dificuldades de Serra para deixar a prefeitura e, internamente, vem afirmando que a candidatura do prefeito daria ao PT um argumento forte na campanha eleitoral, do tipo "Serra prometeu por escrito que não deixaria a prefeitura e não cumpriu. Você acredita no que ele promete?". Se Alckmin fugir às suas características e ameaçar disputar a candidatura na convenção, a situação de Serra se complicará. Mas também o PSDB perderá a unidade.
Embora Alckmin tenha a preferência do mundo empresarial e financeiro, Serra vem armando seu esquema político com grande eficácia, já tendo superado os problemas políticos que levaram o PFL a não apoiá-lo em 2002. Hoje, ele tem o apoio explícito do prefeito do Rio, Cesar Maia, que o vem aconselhando até mesmo nos mistérios de uma prefeitura de cidade grande.
Reeleito no primeiro turno, Cesar Maia tentou lançar seu nome para a Presidência e não teve boa receptividade no eleitorado. Já disse que desistirá para apoiar Serra, e pode ser parte de um grande acordo entre PSDB e PFL.
Embora negue, é possível que Cesar Maia saia da prefeitura para se candidatar ao governo do Rio de Janeiro, deixando em seu lugar o vice-prefeito do PSDB, Otávio Leite, uma espécie de compensação para os tucanos, que deixariam o PFL à frente da prefeitura de São Paulo.
Nesse caso, Cesar Maia teria o apoio de um forte candidato à Presidência da República, além de seu próprio prestígio pessoal, para tentar derrotar o candidato do grupo de Garotinho, provavelmente o senador Sérgio Cabral.
Celso Ming - Bom momento
O Estado de S. Paulo |
Desde junho, o mercado de ações no Brasil tem operado com mais firmeza. O Índice Bovespa, que mede a variação das 57 principais ações do mercado, bateu em dezembro recordes históricos de pontuação e, apesar de algum ajuste, fechou este ano com valorização de 27,71%. Até onde vai o fôlego? Pelo menos nos últimos 30 anos, o grande absorvedouro da poupança nacional foi sempre o Tesouro Nacional que teve de arrumar financiamento para o crescente gasto público. É por isso que o País tem uma dívida pública de 52% do PIB. Como o elefante suga a maior parte do que está na caixa d'água, tem sobrado pouco para ajudar a capitalizar as empresas. Ou seja, diante de um concorrente tão sedento, que paga juros brutos de 18% ao ano, a Bolsa vive de espasmos. Mas este pode ser um bom momento para o mercado de ações. O interesse tem aumentado. O excelente desempenho dos fundos Petrobrás (alta de 52,77% no ano, até 23 de dezembro), Vale do Rio Doce (29,58% no ano, também até 23 de dezembro), PIBB1 (81,63% em 18 meses) e PIBB2 (17,35% em 3 meses) está chamando a atenção do pequeno aplicador para esse mercado. Neste ano, foram lançados R$ 14 bilhões em ações novas, 56% a mais do que no ano passado. O que esperar da Bolsa em 2006? Há novas forças puxando para cima. A primeira tem a ver com a política monetária. Como a inflação está sob controle e, mais que isso, em 2006 não serão precisos sacrifícios tão grandes como os exigidos em 2005 para garantir a meta de inflação do ano, os juros podem ser mais baixos. E, quando os juros recuam, mais aplicadores se dispõem a canalizar recursos para a renda variável, observa Ricardo Cavalheiro, estrategista da corretora Santander-Banespa. Outro fator de aumento da procura de ações é a relativa calmaria na área externa. O capital normalmente tão covarde e predisposto à fuga não está farejando turbulências e, por isso, parece mais propenso a correr os riscos da Bolsa. Marcos de Callis, diretor de Pesquisas de Investimento da Itaú Corretora, acrescenta que os preços do petróleo não têm espaço para subir muito acima do que já subiram. E, como a demanda mundial seguirá forte, também é improvável que haja recuos significativos de preços. Também não há sinais de que ocorra ajuste estrutural brusco da economia americana. E, de mais a mais, se coisas assim acontecerem, a economia brasileira não estará mais tão vulnerável como na década de 90, graças ao alto volume de reservas externas e à extinção de dívida interna amarrada ao câmbio. Dia 13 de dezembro, o Federal Reserve (o banco central dos Estados Unidos) passou o recado de que o aperto monetário no mercado americano está quase no fim. Segue-se que continuará existindo abundância de capitais no mundo. Uma parcela desses recursos poderá ser canalizada para as ações no Brasil - aposta Sérgio Goldman, estrategista-chefe de Renda Variável da Unibanco Corretora. Outro fator decisivo relacionado com a baixa dos juros no mercado interno e com o provável bom comportamento da economia mundial é a perspectiva de maior crescimento econômico no Brasil em 2006. Mais consumo interno melhora os resultados das empresas e, portanto, atiça a procura de ações. Não se pode ignorar eventuais ameaças. A mais importante tem a ver com a briga eleitoral. Se um candidato bem situado nas pesquisas de intenção de voto assumir posições esquisitas em matéria de política econômica, adverte Pedro Paulo Bartolomei da Silveira, economista-chefe da Global Invest, o leite pode azedar. E, se o grau de desconfiança aumentar, será inevitável uma fraquejada. Mas o clima está favorável. |
Não contem ao presidente LUIZ CARLOS MENDONÇA DE BARROS
Já podemos olhar para 2005 como parte de nossa história. Ano Novo sempre empurra o Ano Velho para o baú dos acontecimentos passados. Todos passam agora a concentrar-se em 2006. Principalmente por causa das eleições presidenciais. Há um consenso de que a reeleição do presidente Lula dependerá, em grande parte, de uma performance brilhante do PIB (Produto Interno Bruto).
O governo está prevendo crescimento semelhante ao de 2004, na faixa de 5%. O presidente e seu ministro da Fazenda já expressaram, de público, essa certeza. O Banco Central faz uma aposta mais conservadora: 4%. Já os principais agentes do mercado cravam 3,5%. Esse um ponto e meio de diferença representa a margem entre o céu e o purgatório para o governo.
Se o país crescer conforme sua expectativa, o presidente pode respirar um pouco mais aliviado e sonhar com alguma mudança, para melhor, na tendência atual da avaliação de seu governo. Se o mercado estiver certo, então a economia vai influir muito pouco na decisão da maioria dos brasileiros na hora de votar.
Mas vamos deixar as previsões para o futuro e nos dedicarmos a observar o que aconteceu na economia neste ano que termina. Para uma avaliação mais isenta de paixões, que sempre afloram com o calor dos acontecimentos, convido o leitor a fazer uma viagem imaginária para o ano de 2008. E vamos nos encontrar com um analista econômico de uma instituição financeira estrangeira. Com isso, penso reduzir ainda mais a influência do emocional sobre uma análise do ano de 2005.
Pergunto a esse personagem imaginário qual sua visão sobre os números da economia naquele já longínquo terceiro ano do mandato de Lula. Sua resposta será muito clara. Tenho a convicção de que chamará nossa atenção para a profundidade do ajuste macro que ocorreu neste período. Sua primeira observação estará voltada, certamente, para nossa solvência externa. Saldo superior a US$ 15 bilhões em nossa conta corrente e redução de quase US$ 50 bilhões no saldo de nossa dívida externa líquida. Ele complementará, quase eufórico: foi isso que abriu o caminho para que o Brasil entrasse definitivamente em uma outra fase de sua história econômica e chegasse agora ao estágio de "investment grade".
Nesse momento, nosso personagem arriscará uma pergunta: mas o presidente, em 2005, não era aquele ex-líder operário, que tinha idéias socialistas e foi eleito com o apoio de um partido político de esquerda radical? E continuará a puxar por sua memória... Também não tinha como ídolo o militar que ainda governa a Venezuela com um discurso de enfrentamento aos Estados Unidos? Responderei que sim, adicionando ainda algumas informações sobre as origens do PT e de Lula.
Ele não se conterá e arriscará mais uma pergunta: mas por que Lula então privilegiou a posição dos credores externos em detrimento da população? E rapidamente complementará essa sua observação: porque um país ter saldo em conta corrente nada mais é do que exportar poupança para o exterior e pagar parte de sua dívida externa. "Pelo menos no médio prazo", responderei, "a melhora das condições de solvência acabou abrindo espaço para um crescimento de mais longo prazo. Aliás, o presidente eleito em 2006 está se aproveitando, e de forma eficiente, do legado ortodoxo do ex-presidente Lula."
Nosso personagem certamente irá comentar que Lula trilhou um caminho diferente dos políticos de sua geração. Decidiu trocar os benefícios de curto prazo de uma política menos ortodoxa por um ajuste mais profundo e que garantisse o futuro. Manteve a liberdade de ação de uma autoridade monetária que está à direita do Banco Central Europeu, segundo avaliações do mercado à época. Os juros reais se mantiveram acima dos 11% anuais durante todo o ano eleitoral. Como resultado, a economia cresceu pouco, os salários não aumentaram e por isso ele perdeu as eleições de 2006 para seus adversários políticos. E seu sucessor herdou uma inflação próxima de 4% ao ano.
As limitações da política econômica FERNANDO FERRARI FILHO
FOLHA
Nunca é demais relembrar que, em seu discurso de posse, o presidente Lula enfatizou que seu governo adotaria políticas que enfrentariam as questões sociais do país, reimpulsionariam o crescimento econômico sustentado e atacariam os problemas de desemprego e concentração de renda, que têm sido uma constante na vida brasileira há pelo menos duas décadas.
No entanto, passados quase três anos de seu mandato, 1) o crescimento da economia está longe de ser sustentável, pois ele continua sendo caracterizado por uma dinâmica à la "stop and go", bem como a taxa média do crescimento do PIB no triênio 2003-2005 é da ordem de 2,6% ao ano; 2) a taxa média de desemprego continua sendo de dois dígitos, apesar de ter sido arrefecida 12,3% em 2003, 11,5% em 2004 e 10% em 2005, média até outubro; e 3) os principais programas sociais não deslancharam como todos esperávamos.
Os resultados acima são decorrentes da política econômica implementada pelo governo Lula, que se concentrou 1) na delegação ao Banco Central da operacionalização da política monetária de maneira explicitamente recessiva, conforme sua expectativa de inflação; e 2) no aumento (voluntário) da meta de superávit primário acordado com o FMI, de 3,75% para 4,25% do PIB.
Via de regra, taxa de juros elevada pune as firmas que necessitam de crédito para operar e os trabalhadores que perdem seus empregos quando as firmas passam por dificuldades, mas compensa generosamente os "rentiers".
No período de Lula, essa lógica não tem sido diferente: com taxas de juros básicas (Selic), em termos reais, da ordem de 11,1% ao ano, média do triênio, o setor bancário tem auferido lucros superiores àqueles aos quais se acostumara em governos anteriores. Ademais, altas taxas de juros fazem crescer as despesas governamentais, aprofundando, assim, qualquer desequilíbrio fiscal.
A política fiscal tem sido dominada pelo objetivo de alcançar um superávit primário de 4,25% do PIB, visando, assim, garantir o serviço da dívida pública em mãos do mercado.
Nesse sentido, quando a política fiscal é definida pela geração de superávits primários expressivos, o governo federal não está poupando, mas, sim, desviando recursos de investimentos públicos para a conta de juros. Mais especificamente, entre janeiro de 2003 e outubro de 2005, o valor acumulado do custo de rolagem da dívida pública foi da ordem de R$ 410 bilhões.
As conseqüências dessas políticas permitiram ao governo Lula obter apoio do FMI e dos investidores domésticos e internacionais, o que resultou em significativa melhora do risco-país -atualmente, ao redor de 320 pontos, quando, no início do governo Lula, o referido risco se encontrava próximo a 2.400 pontos- e no aumento do valor de mercado dos títulos brasileiros comercializados nos mercados internacionais.
Por outro lado, a conjuntura externa, tanto em termos comerciais como financeiros, tem se mostrado excepcionalmente favorável. Esse binômio é responsável pelo expressivo saldo comercial (um valor acumulado da ordem de US$ 101 bilhões entre 2003 e 2005), que acabou revertendo os desequilíbrios de transações correntes do país, e pelo ingresso significativo de capitais estrangeiros na conta de capital, mitigando, por conseguinte, a fragilidade financeira externa da economia brasileira.
É importante ressaltar que os resultados no front externo ocorreram a despeito da política de negligência cambial do BC (as taxas médias de câmbio em 2003 e 2004 foram R$ 3,01/US$ 1 e R$ 2,92/US$ 1, respectivamente, ao passo que, em 2005, a taxa média de reais por dólar norte-americano deverá situar-se em R$ 2,45), que alega não ser o câmbio seu problema, mas, sim, do mercado, como se não houvesse efeito transmissor da política monetária sobre a taxa de câmbio.
Em suma, políticas fiscal e monetária contracionistas e valorização cambial têm sido responsáveis pelo pífio crescimento médio do PIB e pelas tímidas inclusão social e distribuição da renda.
O que esperar em 2006? Considerando que Lula e as autoridades monetárias acreditam que não há realmente nenhuma outra política econômica factível a não ser aquelas que vão ao encontro da ortodoxia macroeconômica, é muito pouco provável que, por mais que haja uma ligeira flexibilização fiscal e monetária, com vistas ao processo eleitoral, o desempenho da economia brasileira seja diferente daquele que vem sendo observado nos últimos anos, qual seja: crescimento essencialmente dependente da dinâmica do mercado internacional, risível e volátil.
Se, todavia, o governo Lula quisesse realmente promover o pleno emprego e a inclusão social, políticas de suporte de demanda agregada deveriam ser sinalizadas. Isso significa que não apenas a política monetária deveria considerar explicitamente o objetivo de manutenção da estabilidade do crescimento com a estabilidade monetária mas também que tanto a política fiscal deveria ser reorientada para privilegiar a expansão do investimento público, em vez do serviço da dívida, como a taxa de câmbio deveria ser menos volátil, não introduzindo, assim, incertezas e inseguranças na decisão do investimento, condição imprescindível para despertar o "animal spirits", como diria Keynes, dos empresários.
Fernando Ferrari Filho, 48, doutor em economia pela USP e pós-doutorado em economia pela Universidade do Tennessee (EUA), é professor titular do Departamento de Economia da Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS).
NELSON MOTTA Barbas de molho
RIO DE JANEIRO - Minha experiência pessoal com barba é péssima. Uma única e escassa vez, num distante verão, tentei deixar crescer uma barba. Mas, depois de duas semanas sofrendo com o calor, suor e coceiras torturantes, desisti. Foi ótimo. Além de uma sensação de frescor e limpeza, todos que me encontravam diziam: "Você está parecendo mais jovem, o que é que você fez?".
Tinha só raspado a barba.
Mas essa chateação diária masculina, movida a espuma e gilete, enfrentando o espelho, não pode ser vista apenas como um ornamento viril ou uma opção visual dos homens brasileiros. Pelo menos desde a fundação do PT.
Pela primeira vez um partido político, além de ser mais ético, mais generoso e solidário do que os outros, exibia até uma espécie de identidade visual nas barbas de seus líderes e militantes, talvez por inspiração dos barbudos de sierra Maestra e seus nobres ideais. Surgia um novo tipo popular: o "barbudinho do PT". De qualquer forma, planejada ou não, foi uma boa jogada de marketing, um símbolo de homens guerreiros, viris e justiceiros. O vermelho, a estrela e a barba.
Claro, uma barba não faz um homem melhor ou pior do que ele é, há barbudos para todos os gostos, do bem e do mal, dependendo de quem vê, de Lula a Paulo Coelho, de Papai Noel a Fidel.
Muita gente usa barba para dar um desenho melhor ao rosto, para encobrir lábios finos (ou grossos) ou disfarçar uma papada. Uns a usam para se esconder, outros para se exibir. Independentemente de gosto pessoal, o fato é que barbas protegem muito bem o rosto em climas frios -mas são totalmente inadequadas e desconfortáveis no calor dos trópicos.
O PT reluta em assumir suas dívidas e em punir seus delinquentes, mas ao mesmo tempo diz que quer se refundar e mostrar uma cara limpa.
Quem sabe, para começar, raspar as barbas?
ELIANE CANTANHÊDE Emergência
BRASÍLIA - Se você já foi, sabe do que estou falando. Se ainda não foi, não vá. Falo, claro, das viagens de carro nas estradas brasileiras. Só vendo (e sentindo) para crer.
É tradição de Natal: faço os 1.000 km entre São Paulo e Brasília com a família e, depois, divido a perplexidade/irritação com você neste espaço. Haja buraco! E perigo de vida!
Dentro de São Paulo, você se sente no Primeiro Mundo, mas paga uns R$ 90 de pedágio, somando ida e volta. Chega em Minas (quarto Orçamento da República e um dos principais exportadores agrícolas) e eis a tragédia. Dá vontade de implorar por um pedagiozinho, por favor! Mas e quem usa as estradas sempre?
Eis uma mistura explosiva: filas de caminhões, motoristas de carros pouco acostumados a estradas, buracos assombrosos (até com cones e galhos, para alertar os incautos). E chove sem parar. Os veículos não andam em fila; para fugir da buraqueira, fazem ziguezague, avançam pela contramão e pelo acostamento.
Hoje, último dia útil do ano, Lula preside uma reunião para uma "emergência": usar R$ 200 milhões (só!) para tapar buracos, antes de tapar mais covas. Vai decidir quais Estados e estradas ficarão dentro e quais fora. Uma "escolha de Sofia". E uma solução meramente paliativa.
Justiça se faça. Esse escândalo não é obra apenas do governo Lula. É resultado da falta de planejamento, de prioridade e de descaso de vários governos: o de Lula, o de FHC, o dos Estados, com um empurra-empurra infernal. Taí, se há um não-assunto na eleição de 2006 é o estado das estradas. "Atire a primeira pedra..."
Uma sobrinha que fez doutorado na Alemanha não sabe exatamente quem é o culpado, mas está na maior saia justa. Seus amigos europeus queriam visitar o Brasil de... trem! Ela explicou que não há trens. "Ah, então vamos de... carro!" E ela, sem graça: "Bem, que tal de avião mesmo?".
Isso, porém, é só vexame. Pior é ver o brasileiro ameaçado pelos buracos e tragado pela inépcia do Estado.
CLÓVIS ROSSI Emprego e embuste
SÃO PAULO - A mediocridade do atual governo e, mais amplamente, do debate político ficam evidentes na questão do emprego. O PT festeja o fato de ter criado mais empregos do que o PSDB quando governo. O PSDB foge desse debate.
Para a imensa maioria que não é nem PT nem PSDB, trata-se de um embuste. O governo do PSDB não é paradigma para quase nada, muito menos para o emprego.
A pergunta correta a fazer é esta: quantos empregos seria preciso criar para cobrir as necessidades da pátria? Um certo Luiz Inácio Lula da Silva quantificou, em 2002, quando ainda falava coisa com coisa, em 10 milhões no período presidencial que estava por inaugurar-se (ou seja, de 2003 a 2006). Dá, portanto, 2,5 milhões por ano.
Quantos empregos foram criados no governo Lula até agora? Pelas contas do Iedi (Instituto de Estudos para o Desenvolvimento Industrial), 2,078 milhões -ou quase 700 mil, em média, anualmente, ou 28% do que seria necessário.
Ora, festejar como êxito um resultado tão pífio é uma confissão pública de mediocridade, assim como o PSDB não poder nem mesmo contestar a mediocridade é confissão pública de fracasso.
Ainda de acordo com o Iedi, que faz cuidadoso trabalho de análise do desempenho econômico do país, nos três anos do governo Lula, "o rendimento médio real habitualmente recebido pelas pessoas ocupadas recuou 11,2%, perfazendo uma queda anual média de 3,7%".
Resumo do embuste: criam-se muito menos empregos do que o necessário e, ainda por cima, o salário, que já é historicamente baixo, torna-se ainda mais reduzido.
Só para introduzir outro paradigma: também em três anos (a partir de abril de 2002, pico da crise), a Argentina criou 2,5 milhões de novos postos de trabalho. Mais que o Brasil de Lula, portanto, embora sua população seja um quarto da brasileira. E foi depois da moratória.
Editorial da Folha de S Paulo
Embora os resultados oficiais não tenham sido proclamados e existam ainda 1.500 denúncias de fraude sob investigação, tudo indica que as eleições iraquianas serão aceitas pelas principais facções do país. É uma boa notícia. Pelo menos por ora, parece afastada a ameaça de uma guerra civil em larga escala.
Árabes sunitas e xiitas seculares ainda ensaiam protestos e insistem na tese de manipulação, mas já dão sinais de que acabarão por acatar o veredicto das urnas. Anteontem, a ONU declarou o pleito "transparente e crível" e descartou a realização de uma nova eleição como queriam os partidos derrotados.
Os resultados provisórios sugerem que a coalizão de partidos religiosos xiitas saiu vencedora, com 130 das 275 cadeiras da Assembléia. Para governar, precisará compor-se com outros grupos. Os curdos ficaram com 50 assentos; os sunitas, com 40; e a aliança de partidos seculares liderada pelo ex-premiê Iyad Allawi conseguiu 25 vagas. Em números aproximados, árabes xiitas correspondem a 60% da população iraquiana, árabes sunitas são 20%, e curdos, 20%.
O mais provável é que xiitas e curdos consigam repetir a aliança do governo provisório e fiquem no comando. Os sunitas, embora com um desempenho abaixo de suas próprias expectativas, estão agora mais bem representados do que na Assembléia, cujo pleito eles boicotaram.
Nas próximas semanas, líderes de todos os grupos vão discutir a formação do governo. Para evitar o aprofundamento das tensões, seria importante que os sunitas fossem incluídos no próximo gabinete. Resta saber se xiitas e curdos, perseguidos durante décadas pela minoria sunita, dispõem-se a ceder nesse ponto.
A história do Oriente Médio sugere que velhas desavenças nunca são esquecidas e sempre servem de pretexto para embates futuros.
Editorial da Folha de S Paulo
A China vai se transformando no terceiro maior mercado automobilístico do mundo, atrás dos EUA e do Japão. Estima-se que a venda de veículos atinja 5,5 milhões de unidades em 2005. Além disso, o país quer ser um dos grandes exportadores globais de carros, com marcas próprias e preços competitivos.
A partir de 2007, a estatal Chery Automobile, oitava montadora da China, começará a vender cinco modelos nos EUA -para os quais promete preços 30% menores que os da concorrência. A empresa já desenvolveu um veículo popular, vendido a US$ 3.000 -cerca de R$ 7.200.
Além da Chery, as montadoras privadas Great Wall e Geely atuam de maneira independente no mercado interno, sem associação com as empresas transnacionais instaladas no país. A Geely pretende aumentar em 20 vezes sua produção anual até 2015, quando espera fabricar 2 milhões de veículos, sendo dois terços destinados à exportação.
Além de desenvolver suas próprias multinacionais, a China é o país que mais atrai investimentos das grandes montadoras globais. Com isso, passa a exportar mais carros do que a importar. Entre janeiro e outubro, as vendas ao exterior aumentaram 133,5%, com saldo positivo de 7.000 veículos. No total, as exportações devem atingir 125 mil unidades.
A produção ainda é de baixa qualidade, mas o país oferece boas condições para a indústria -como escala, baixas taxas de juros e câmbio competitivo. Nesse quadro, os fabricantes poderão se capacitar tecnologicamente e ganhar expressão global.
O fato de a China rapidamente galgar posições no cenário econômico global não significa que seu modelo de desenvolvimento possa ou deva ser imitado por países como o Brasil. Mas não há dúvida de que há lições a retirar dessas estratégias vencedoras do gigante asiático para enfrentar a dura competição entre as grandes empresas globais.
Editorial da Folha de S Paulo
É no mínimo polêmica a intenção do ministro da Justiça, Márcio Thomaz Bastos, de engajar a Polícia Federal (PF) num trabalho "preventivo" e "de fiscalização" para coibir o uso de caixa dois por partidos políticos nas eleições de 2006.
Em primeiro lugar, há controvérsia em relação à própria constitucionalidade da idéia. Ninguém nega à PF a atribuição de investigar indícios ou suspeitas de caixa dois. Mas o texto constitucional dá margem a interpretações segundo as quais atividades preventivas ou fiscalizatórias referentes à conduta dos partidos estariam fora da esfera do órgão. Atribuir essas funções à PF seria usurpar a autonomia da Justiça Eleitoral e avançar sobre seu escopo de atuação.
Por trás dessas objeções está a intenção -pautada pelos princípios republicanos da imparcialidade e da impessoalidade- de garantir que a condução do pleito e a fiscalização das legendas fiquem a cargo de instituições o mais possível neutras. Não há motivos para crer que a PF seja imune à instrumentalização política, mesmo que à revelia do Ministério da Justiça. O passado recente fornece pelo menos um exemplo sobre o qual pairam suspeitas de motivação política, o caso Lunus, que abalou a candidatura de Roseana Sarney à Presidência da República, em 2002. Isso para não mencionar os espetáculos de pirotecnia que, coincidência ou não, ajudaram a desviar a atenção de problemas vividos pelo governo.
Introduzir um organismo policial sob comando do Executivo no processo eleitoral pode se revelar uma boa maneira de colocar em perigo a liberdade política e a legitimidade dos ritos eleitorais, essenciais ao Estado democrático de Direito.
É mais do que evidente a urgência de combater os desvios praticados em campanhas eleitorais, mas para isso é preciso elaborar regras que confiram mais transparência à contabilidade dos partidos e endurecer a fiscalização exercida pela Justiça Eleitoral, de modo a cercear as prestações de contas fictícias.
Não na frente...
Não na frente...
Aldo Rebelo convocará reunião de líderes para tratar dos casos de Paulo Rocha (PT-PA) e José Borba (PMDB-PR), que renunciaram para escapar da cassação mas continuam a atuar na Câmara como se nada tivesse acontecido. O presidente da Casa recomendará que ambos adotem "postura mais discreta".
...das crianças
Um veterano lembra que, em passado não muito distante, o renunciante voltava a circular na Câmara somente depois de algum tempo -e ainda assim de crista baixa. "Os de agora não têm vergonha nenhuma."
quinta-feira, dezembro 29, 2005
Wagner faz da Viúva militante- claudio humberto
Wagner faz da Viúva militante
Colaborador da ministra Dilma Rousseff (Casa Civil) nas vinganças e retaliações contra dirigentes das CPI dos Correios e dos Bingos e contra petistas "infiéis", o ministro Jaques Wagner (Relações Institucionais) não tem mandato, mas está em campanha ao governo da Bahia. Por isso, ele liberou "emendas" que ele próprio definiu, no valor de R$ 25 milhões, para tentar alavancar o seu projeto político. A base aliada está inconformada.
A vingança de Dilma |
Crise de autoridade |
Sharon, o homem do ano Por Reinaldo Azevedo
PRIMEIRA LEITURA |
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Não tenho nenhuma dúvida de que Ariel Sharon foi a grande personalidade internacional deste ano que se encerra. Rompeu com o equilíbrio instável em que se encontrava a política israelense e conquistou a simpatia até de alguns pacifistas, que o tinham na conta de uma besta-fera. Ela era o comandante-em-chefe da ocupação israelense do sul do Líbano quando milícias invadiram os campos de refugiados de Sabra e Chatila, em 1982, e perpetraram um massacre. As evidências de que fez vistas grossas e permitiu a ação são imensas. Tal evento está em sua biografia e não merece condescendência. Sharon também é quem foi. Politizou, então, o seu papel de soldado e desonrou a tradição do Exército israelense. Agora, na vida civil, agiu como um general estrategista e honrou a política. Antes, fez muito mal; agora, fez muito bem. A obsessão de Sharon ainda é a mesma: a segurança de Israel. Percebeu, no entanto, que o paradigma da direita de seu país era um jogo de soma zero — ou, pior, de soma negativa. A presença dos colonos em solo palestino não aumenta a segurança do Estado, mas diminui; não abre canais de negociação com o adversário, mas os obstrui; tampouco é eficiente para coibir as ações terroristas. Ao contrário: exige a mobilização excepcional de homens para garantir a segurança dos assentamentos, o que açula as ações de sabotagem do outro lado, levando a escaramuças que só aumentam o potencial explosivo da região. Não. Sharon não passou a ver palestinos com simpatia da noite para o dia. Tampouco me pergunto ou creio que devamos nos perguntar se ele se conforma intimamente com a existência de Gaza e da Cisjordânia ou preferiria a grande e bíblica nação de Israel, cujas fronteiras iriam muito além daquelas estabelecidas pela ONU em 1948. Nada disso, na verdade, tem importância. O fundo da consciência de Sharon só pertence a ele mesmo. Como o de qualquer um de nós, é inescrutável. O que interessa indagar é se a retirada total de Gaza contribui para a paz na região ou para o seu contrário. A resposta me parece estupidamente óbvia. O ex-grande incentivador de colônias judaicas se transformou no homem que entregou a totalidade de Gaza ao povo árabe e, por conta disso, viu-se na iminência de perder a liderança que tinha no Likud e de ser apeado do poder. No equilíbrio instável dado, não tinha mais como se mover. Ou fazia a opção pela guerra permanente e pela escalada sem fim do Estado de segurança, que acabaria por golpear a própria democracia, ou tentava uma saída política interna. Foi o que fez. Desde a morte de Arafat, faltava em Israel um evento correspondente em importância. E coube a Sharon protagonizá-lo, com a fundação do novo partido. Seu passado, por mais truculento que seja, curiosamente, lhe confere uma particular potência para gesto de tal risco. Afinal, não pode ser acusado de condescendência com os terroristas palestinos. Não devemos nos animar em excesso e acreditar que, desta vez, tudo caminhará para o melhor. As dificuldades são imensas. Os terroristas estão inquietos e tudo farão para minar as chances de um acordo. O natural, agora, é que as lideranças políticas palestinas comecem a negociar a ocupação da Cisjordânia. Do ponto de vista econômico e estratégico, esta, sim, é a questão delicada. De todo modo, há momentos na história que pedem uma ruptura. E esta só é possível com coragem pessoal, com o gesto particular que abre uma fissura no statu quo e desorganiza as respostas convencionais, que tendem à conservação do que se tem. Não é tarefa para qualquer um, mas para quem tem história, ainda que nem sempre recomendável. Sharon tem. Será que, também desta vez, o mais provável vai deitar sombra sobre o possível para mostrar que o mais prudente é o pessimismo? Vamos ver. A eventual escalada de ações terroristas pode provocar qualquer coisa, incluindo a ocupação militar de Gaza. A bola, agora, está com o poder constituído da Autoridade Nacional Palestina. Abu Mazen, ao menos, dá sinais de que não é um Arafat — que negociava com uma das mãos e armava homens-bomba com a outra. Seja como for, num mundo até certo ponto aborrecido e marcado por lideranças de notável covardia, Sharon fez a diferença. Tomara que continue nessa trilha. Quando menos, serviria para evidenciar que o terrorismo islâmico dispensa os mártires palestinos para existir. A ocupação israelense só lhes dá um motivo verossímil para a sua tara homicida. Não fosse esta a sua "causa", seria outra. Osama bin Laden tem um traço ao menos de honestidade intelectual em seu delírio assassino: ignora solenemente a questão palestina. Seus inimigos, ele declara, são "os cruzados (cristãos) e os judeus". Menos mau sabermos com que estamos lidando. Ainda que sobreviesse a paz israelo-palestina, seria tolice imaginar que o Ocidente estaria mais seguro e livre de novos ataques. Isso não implicaria um arrefecimento do terrorismo islâmico fora do Oriente Médio. A questão já se tornou pequena para os seus anseios. Infelizmente, ela só forneceu uma tecnologia ideológico-religiosa para o crime: os homens-bomba, que ganharam quase a força de um elemento teológico no islamismo contemporâneo. Covardias Mas e daí? Há tanta disposição de se declarar o fracasso dos EUA no Iraque e de condenar a guerra, que os fatos deixam de ter importância. É claro que isso não significa que a situação seja tranqüila. Não é e não será por muito tempo ainda. Mas se dá um primeiro passo. O que acho moralmente indecente é falar do país como se, antes da presença americana, houvesse por lá o paraíso e não o reino do terror. E, se espaço de indignação me sobrar, baixo o sarrafo, de novo, nos europeus, em especial nos franceses, que conduziram, à sua maneira, as negociações com o Irã. O aiatolás estão a caminho de ter o seu artefato nuclear. E com um notório tarado no poder. Como se vê, Bush é mesmo uma ameaça para o mundo. Quem sabe das coisas é Chirac, que leva olé até de baderneiros magrebinos. A sorte, acho eu, é que Israel, aquele de quem falo lá no início, se preciso, deixará claro que o Irã não pode — e não vai — ter a bomba. Alguém, no fim das contas, tem de ter coragem, não é mesmo? Sempre foi esse o tema deste artigo. [reinaldo@primeiraleitura.com.br] |
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