Entrevista:O Estado inteligente

domingo, agosto 15, 2010

JOAQUÍN MORALES SOLÁ Conspiraciones detrás de las bambalinas

La Nacion
Néstor Kirchner promovió un valioso acuerdo pacificador entre Colombia y Venezuela, pero su poderoso vicario para controlar la economía, Guillermo Moreno, anda con guantes de box y con cascos de guerra para resolver los conflictos argentinos. El Acuerdo Cívico y Social logró conciliar una propuesta común para enfrentar una elección legislativa (y no le fue mal), pero se partió cuando entrevió que en las próximas elecciones podría caerle encima la misión de gobernar. Mauricio Macri se codea con sus colegas opositores en reuniones políticas y sociales, pero los otros lo dejaron solo cuando el jefe porteño debió atravesar el desafío más serio de su corta carrera. Nada es, en fin, como parece ser.
Kirchner suele aleccionar a sus seguidores para que todos ellos se muestren unidos y compactos. La estrategia no es mala. La oposición al kirchnerismo sólo ha mostrado fisuras en los últimos días. Pero ¿es cierta tanta buena onda dentro del oficialismo? No. También en las bóvedas secretas del kirchnerismo hay rivalidades, competencias y conspiraciones. Funcionarios destacados del Gobierno suelen resaltar, por ejemplo, la recuperación en las encuestas de Cristina Kirchner. Casi nunca hablan de su esposo ni de las encuestas de éste.
¿Significa eso que están menospreciando la probable candidatura presidencial de Néstor Kirchner? Significa, en primer lugar, que evalúan la posibilidad de que la sociedad termine votando el año próximo por cierta continuidad. Y la continuidad será Cristina más que Néstor , subrayan. Néstor no dice nada cuando habla de candidaturas entre íntimos o entre dirigentes kirchneristas. Ya veremos , vacila. Su pragmatismo le indica que podría ser él o su esposa.
Las recientes intrigas del ex presidente en la provincia de Buenos Aires han elevado al propio Daniel Scioli a la condición de eventual delfín, si Kirchner llegara a la conclusión de que la sociedad está fatigada de tantos Kirchner. Necesitaría, en ese caso, de un eventual candidato propio a presidente y de otro candidato a gobernador. No se puede descartar a Scioli si el Gobierno quisiera cambiar todo para que nada cambie , deslizan los exégetas del ex presidente.
Ocurren más cosas. Amado Boudou está por colmar la paciencia de Kirchner. El ex presidente lo desplazó al ministro cuando colocó como delegado argentino ante el Fondo Monetario a Alfredo Mac Laughlin, un funcionario que cuenta con la siempre módica confianza personal de Kirchner. Mac Laughlin se haría cargo de otras funciones, como la negociación por la deuda en default con el Club de París. Boudou estaba a cargo de las negociaciones financieras internacionales y éstas son el centro de su gestión. Las demás tareas económicas están en manos de Moreno. Boudou es más cristinista que kirchnerista.
No te metas con Mercedes porque te vas a encontrar conmigo , lo paró hace poco Kirchner a Boudou, durante un entretiempo en el fulbito que se juega los viernes en Olivos. Mercedes es Marcó del Pont, presidenta del Banco Central, que, en efecto, soportaba las embestidas cotidianas del ministro de Economía. Fue en otra época. Marcó del Pont llegó también al disfavor cuando insinuó, hace escasos días, que era conveniente que la institución a su cargo retaceara la entrega de pesos a los bancos para no seguir fogoneando la inflación. Entonces no hubo fisuras: Cristina, Néstor y Boudou se abroquelaron contra la jefa del Banco Central. Marcó del Pont deberá ser confirmada o relevada en septiembre, cuando se cumpla el mandato de Martín Redrado que ella está terminando.
La Presidenta no quiere vetar el proyecto de ley de reforma del Indec, que seguramente aprobará el Congreso por iniciativa opositora. Se quedó tranquila cuando vio que el Senado había estipulado 150 días para su normalización. Eso llevará las cosas hasta mediados del año próximo. Las elecciones estarán cerca. El Gobierno podrá, además, convocar y controlar los concursos para los nuevos funcionarios de la agencia estatal de estadísticas. ¿Y qué dice Néstor? El ex presidente detesta cualquier iniciativa que surja de la oposición. El Indec es, también, una herramienta propia que él puso en manos de su incondicional Moreno. La reforma del Indec sería la aceptación implícita de que la institución fue destruida por manos kirchneristas.
La inflación, la inseguridad y la presencia violenta de Moreno explican, quizá, muchas cosas. El Gobierno ha mejorado considerablemente en las mediciones de opinión pública, pero la economía está creciendo a un ritmo asiático. ¿Por qué entonces los Kirchner no están mucho mejor en las encuestas? ¿Por qué no recobraron las mediciones de los tiempos de gloria?
La mezcla de alta inflación y exigua inversión condiciona el futuro de la economía. El Gobierno calla sobre el problema más grave para la sociedad, como son el auge y la impunidad de la delincuencia. El estilo Kirchner, expresado de manera brutal por Moreno, está dando síntomas de extenuación social. Esas son, tal vez, las cosas que frenan la popularidad de un gobierno que se enfrenta, además, con una oposición fragmentada e impotente.
Sólo Elisa Carrió es tan audaz como Kirchner. Sus seguidores confían en que el portazo que ella le dio al Acuerdo Cívico y Social podría terminar en una reconciliación. No es lo que piensa el radicalismo. Desde su presidente, Ernesto Sanz hasta Ricardo Alfonsín (hablaron mucho en las últimas horas) concluyeron que las cosas son mejores tal como quedaron después de la dura carta de ruptura de Carrió.
Lo que ninguno de ellos dice es que el problema de fondo consiste en que el radicalismo ya eligió a su candidato a vicepresidente: será el socialista Hermes Binner. Lo será con Alfonsín o con Julio Cobos. Carrió y Binner tienen una mala relación de muchos años. Rápido y sagaz, Binner enmendó en el acto las recientes declaraciones sobre las facultades del Ejecutivo respecto de las retenciones. La reconciliación con el radicalismo fue inmediata. La salida de Carrió, también.
Los "gerentes de la UCR" a los que Carrió aludió, pero no nombró, son Jesús Rodríguez y Leopoldo Moreau. Los acusa de tender puentes con su denostado Eduardo Duhalde y con el sindicalista Luis Barrionuevo. No objetó los acuerdos provinciales con Scioli, con el que mantiene una buena relación personal desde hace mucho tiempo. Poco antes de su adiós, Carrió recibió una llamada telefónica de Enrique Nosiglia, un dirigente que nunca considera destruido ningún puente de la política. Vos sos nuestra referencia moral , le dijo Nosiglia a Carrió para intentar suturar la sangría opositora. No pudo hacer nada.
El radicalismo tiene una ingrata opción por delante. La ida de Carrió nunca será gratuita en términos electorales. Todo los votos que ella podría llevarse serán votos del Acuerdo Cívico y Social y de independientes más dispuestos a apoyar una variante radical. Lo peor que puede pasarnos sería tenerla afuera , explica un experto radical en contar sufragios. No es la única opinión. Otros dicen que Carrió conlleva una dosis de imprevisibilidad insoportable para cualquier coalición y que, además, otra reconciliación podría ser una mala señal para el electorado que reclamará un gobierno congruente. Sanz y Alfonsín están más cerca de estos últimos que de aquel apesadumbrado contador de votos.
Macri será investigado política y judicialmente por las escuchas telefónicas. Así debe ser. Pero nadie dijo nada sobre la versión de que un juez que lo juzgó, Eduardo Freiler, fue escuchado por el gobierno nacional, cuando le anticipaba su posición a un funcionario porteño, y presionado luego para que cambiara su voto en la Cámara Federal. No desmintieron ni el juez ni el Gobierno. Ningún fiscal inició una investigación de oficio. La justicia argentina parece tener la medida desigual e insolente del propio Moreno.

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