Entrevista:O Estado inteligente

domingo, junho 20, 2010

Si la oposición no se une, Kirchner ganará Por Mariano Grondona 20 de junio de 2010

Segun Pitágoras, los números son los protagonistas del Universo. Su tesis convirtió a las matemáticas en la ciencia fundamental. En la Edad Moderna, las matemáticas revolucionaron la física y la astronomía y en la Edad Contemporánea alcanzaron también a otras disciplinas supuestamente más distantes como la economía y la política, creando nuevas áreas del saber como la econometría y la politicometría. La ventaja que tiene la economía sobre la política es que, aun cuando se equivocan, los economistas siempre son "exactos"; si dicen por ejemplo que el crecimiento del producto bruto será de un 5 por ciento y éste resulta al fin de sólo un 2,5 por ciento, pueden alegar que su error fue apenas una cuestión de "grado". Desde el momento en que sus pronósticos son más vagos porque atinan solamente a marcar un "rumbo", a decir por ejemplo que un político "probablemente" ganará las elecciones, la política es menos contundente. Por eso es que, cuando formulan sus pronósticos, los analistas políticos son especialmente cautos.

Teniendo en cuenta esta advertencia, podríamos internarnos en el escabroso terreno de la politicometríadiciendo que, a la luz de lo que sabemos hasta ahora, el universo electoral argentino podría dividirse en tres porciones equivalentes de un 30 por ciento para el kirchnerismo, otro 30 por ciento para el radicalismo y sus aliados, y un 30 por ciento para el peronismo federal, quedando el 10 por ciento restante para el sector ni peronista ni radical que lidera Pino Solanas. A partir de esta cuenta básica, ¿cómo se insinúa entre nosotros la lucha por el poder?

La unión hace la fuerza

En las elecciones del 28 de junio de 2009, hace casi un año, Kirchner quedó en franca minoría frente a sus opositores en una proporción de 30 a 70. Si esta proporción se repitiera el año que viene, ¿Kirchner sería vencido? Este cálculo es todavía provisional porque, para ser confirmado, debería partir de un supuesto que aún no es seguro: que el arco no kirchnerista, al fin, se una. Si la reunión de los opositores se concretara, dividiéndose en consecuencia sólo por uno, la derrota del hombre fuerte de la Argentina quedaría sellada. ¿Qué pasaría, en cambio, si la oposición se dividiera por dos, por tres o por cuatro? Que, en algún punto de esta dispersión, el kirchnerismo podría ganar. Es que si dividiéramos los 70 puntos eventuales de la oposición por cuatro, a cada uno de los futuros rivales del Gobierno le correspondería en promedio alrededor del 18 por ciento. En estas condiciones, la aspiración de Kirchner de retener el poder en 2011 tendría un sólido fundamento. Si la división fuera por tres en vez de cuatro, el promedio de cada opositor ascendería al 23 por ciento, y si la oposición se dividiera finalmente por dos, con un promedio del 35 por ciento el no kirchnerismo podría vencer al kirchnerismo. La pregunta que queda pendiente es, por ello, la siguiente: ¿en cuántas candidaturas presidenciales se dividirá la oposición? Cuanto más se divida, menos probabilidades tendrá de ganar.

Habida cuenta de que esta pregunta tendrá su respuesta definitiva sólo en octubre de 2011, alguien podría afirmar que todavía falta mucho para responder a ella. Pero, si bien falta un año y cuatro meses para esa " hora de la verdad", también ha de consignarse que la campaña electoral de 2011, al menos del lado kirchnerista, ha empezado ya.

Por eso es que los cálculos sobre el destino final de la lucha por el poder que decidirá la suerte de los argentinos se han vuelto urgentes . De ahí que varios referentes de la oposición estén apurando a sus socios potenciales hacia esta decisiva pulseada y anden diciendo, no sin razón, que la oposición debería configurar su estrategia cuanto antes, quizá no bien termine el "veranito" del fúbol que estamos disfrutando.

Su majestad el miedo

Después de los estudios pioneros de Thomas Hobbes, sabemos que el miedo es uno de los grandes motivadores de la conducta humana. ¿A qué le tiene miedo, por lo pronto, Kirchner? A no alcanzar ese 40 por ciento en la primera vuelta electoral que, de no llegar ningún candidato opositor al 30 por ciento, le daría la victoria. Esta es su única esperanza, ya que en la segunda vuelta, concentrándose necesariamente todos los votos opositores en un solo candidato, la derrota del kirchnerismo sería inevitable. Para llegar al número dorado del 40 por ciento, el kirchnerismo está derrochando cuantiosos recursos fiscales en la tarea de captar votos. Esta intensa campaña podría sumarle sufragios. De esta suma, empero, ¿no habría que descontar todavía la irritación que genera en todas las capas sociales el estilo autoritario de los esposos Kirchner? La pugna entre los nuevos votos kirchneristas que podrían resultar de la "compra" de sufragios tanto en el conurbano como en el norte del país y los viejos votos que aún podría perder el matrimonio del poder por su agresividad comunicacional genera agudas tensiones en el interior del Gobierno, la última de las cuales ha sido la súbita renuncia del canciller Taiana.

A esta ecuación aún no resuelta entre los votos que gane y los votos que pierda el oficialismo en su lucha por lograr su tercera elección consecutiva habría que oponerle la otra ecuación tampoco resuelta que surja de la división en uno, dos o tres de la oposición. En su seno ya han sonado en todo caso las primeras señales de alarma cuyo efecto ha sido "simplificarla" en busca de una menor cantidad de candidatos. Al "bajarse" de su pretensión presidencial para concentrarse en la provincia de Buenos Aires, Francisco de Narváez ha servido a este propósito. También lo ha hecho Ricardo Alfonsín no sólo al vencer a Julio Cobos en la interna radical sino también al anunciar una intención frentista que podría acercarlo a la Coalición Cívica de Elisa Carrió y al socialismo de Hermes Binner. Si el peronismo federal confirma la "foto" convergente que logró al reunir a sus principales referentes, también contribuiría a la simplificación opositora.

Si peronistas federales y "panradicales" sumaran sus huestes alrededor de sus propias candidaturas, la oposición podría reducir sus alternativas sólo a dos. ¿A dos o a tres? La pregunta es válida porque en el espacio no kirchnerista quedaría por dilucidar un enigma que aún lo asedia: la candidatura presidencial de Mauricio Macri. Si lo "ponen" cerca del peronismo federal, todavía la oposición podría dividirse en dos. Si Macri quedase aislado, en cambio, la división opositora ya no sería por dos sino por tres, y ya sabemos que, en la medida en que Kirchner contara con una mayor división de los opositores, sus posibilidades aumentarían.

Una pregunta central se cierne entonces ante nosotros: ¿qué hará el peronismo federal en relación con Macri? ¿Querrá sumarlo? ¿Lo aceptará el propio Macri? ¿Es concebible un acuerdo mediante el cual macristas y peronistas federales redujeran sus dos candidaturas a una sola? ¿Y cuál sería el camino hacia esta simplificación quizá decisiva? ¿Elecciones internas? ¿El vuelo de las encuestas? ¿Una crucial negociación? ¿Es posible que Macri, Solá y De Narváez restauren aún el espíritu de unidad que desplegaron en vísperas del 28 de junio?

El miedo de perder es el poderoso impulso que gravita tanto en las filas del kirchnerismo como en las filas del no kirchnerismo. Ante la mirada expectante del pueblo, son los propios dirigentes de uno y otro bando quienes tienen en sus manos el destino de esta Argentina cruzada por la colisión entre dos proyectos antagónicos de poder, uno hegemónico y el otro republicano.

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