La elección presidencial del 28 de octubre no ocurrirá de golpe, sino al término de una serie de elecciones de gobernadores provinciales que rematarán en esa jornada como en el final a toda orquesta de este año político. El kirchnerismo no llegará al 28 de octubre en estado de virginidad sino con una carga positiva o negativa de comicios previos en provincias pequeñas, medianas y grandes, entre estas últimas Santa Fe, Córdoba y la Capital, las tres mayores después de la provincia de Buenos Aires, que votará por gobernador, al contrario, el mismo día de la elección presidencial.
En aquellas tres provincias "grandes", el kirchnerismo podría perder. Una secuencia de derrotas en distritos importantes, ¿podría nublar la imagen victoriosa que el Presidente exhibe hoy? Si Kirchner llega al 28 de octubre después de haber perdido en la Capital o en Santa Fe, ¿afectarían estas importantes derrotas el aura triunfalista que lo rodea?
Hasta el 29 de octubre de 2006, cuando ocurrió la elección de Misiones, Kirchner pudo creer que, propusiera lo que propusiera, el pueblo le diría que sí. Esta convicción lo llevó a apoyar el reeleccionismo indefinido, claramente antidemocrático, al que aspiraba el gobernador Rovira. Pero en esa jornada inolvidable, Kirchner y Rovira se llevaron una gran sorpresa cuando el pueblo misionero, asumiendo en cierta forma la representación del pueblo argentino, les dijo que no mientras le decía que sí a un principio que está en el corazón de la democracia: la reelección limitada .
Como consecuencia de esta contundente derrota, Kirchner aprendió una dura lección: que es poderoso pero no omnipotente . A partir de este aprendizaje, el Presidente desarrolló entonces dos nuevas líneas de acción. En lo inmediato, "bajó" de sus proyectos reeleccionistas a varios gobernadores adictos. Esta fue su primera iniciativa "posmisionera". Pero una segunda iniciativa es de lejos la más importante porque nos muestra que, a partir de la derrota de Misiones, Kirchner ha empezado a ensayar una revolución estratégica: el lanzamiento del pankirchnerismo.
Los kirchnerismos
Cuando se lanzó a la aventura misionera, el Presidente parecía pensar que debería elegir en cada provincia a un solo candidato, asegurándole la victoria con su insuperable energía. En distritos como Corrientes, Catamarca y Entre Ríos, que acaban de votar, ha optado en cambio por no "bajar" a cada distrito de la mano de un solo favorito, limitándose a aceptar a quienquiera lo apoyara y dejando a partir de ahí que el pueblo escogiera al ganador. En Entre Ríos, para tomar el último caso, tres de los candidatos se manifestaron kirchneristas antes del comicio. Uno de ellos ganó; otro salió tercero. Todos sabían que, una vez que se contaran los votos, el Presidente le levantaría la mano al vencedor.
Es probable, por lo tanto, que a partir de ahora se presenten dos o más candidatos oficialistas por distrito. Desde el momento en que casi todas las provincias dependen para sobrevivir del manejo presidencial de la "caja" nacional, el Gobierno supone que la gran mayoría de los candidatos que resulten vencedores, sean cuales hayan sido sus muestras de independencia antes de los comicios, vendrán finalmente "al pie" cuando necesiten el auxilio financiero de la presidencia, un auxilio que traerá consigo la contrapartida de la subordinación.
¿Por qué asumiría el Presidente el costo políticamente innecesario de escoger entre los diferentes candidatos antes de que se pronuncien las urnas, si casi todos ellos le estarán financieramente condicionados? Más le valdrá dejarlos que corran cada uno por su cuenta. Si gana alguno de los que le han manifestado previamente la más fervorosa adhesión, tanto mejor. Pero piensa que aún la mayoría de los que hayan querido mantener un margen de autonomía e incluso los que hayan militado lejos del oficialismo, tarde o temprano tendrán que acordar con la "Caja" Rosada.
En este cálculo se basa hoy la fuerza político-fiscal del pankirchnerismo . Según acaban de comprobarlo personalmente gobernadores fallidos como Rovira en Misiones y Maza en La Rioja, por otra parte, todos los referentes kirchneristas saben a esta altura de los acontecimientos que el Presidente no vacilará en soltarles la mano si lo exige la ocasión.
Fuerza y debilidad
El pankirchnerismo se presenta como un conglomerado mucho más fuerte, mucho más sofisticado, que el simple kirchnerismo de la época premisionera . Aun así, tiene flancos vulnerables.
Observemos por lo pronto que, a la inversa de caudillos como Perón, Alfonsín y el propio Menem, Kirchner no moviliza el entusiasmo de masas. Tiene encuestas favorables a resultas de los números de la economía, pero entre este cálculo frío y el entusiasmo auténtico de las plazas, media una gran distancia. El pankirchnerismo , en este sentido, es más una ecuación de la razón práctica que una pasión.
Si un día las cuentas de la economía empiezan a vacilar, ¿qué quedará de las adhesiones que ahora se agolpan en tropel? ¿Cuántas "facturas" guardan en sus cajones aquellos que, en algún momento, debieron hacen como que ignoraban las agresiones presidenciales? Pareciera que el apoyo al Presidente, más que un auténtico movimiento multitudinario que viene "de abajo", está prendido con los alfileres del cálculo económico de cada cual.
Contra esta visión podría levantarse un argumento que hasta ahora no hemos analizado: la adhesión importante, por ahora insuperable, que obtiene la candidatura a gobernador de Buenos Aires del vicepresidente Scioli, que podría ser votado el 28 de octubre, el mismo día que Kirchner o su señora.
Pero por debajo de Scioli, por quien Kirchner pagó el precio de escogerlo pese a que contradice su estilo, ¿se aquietan acaso las aguas del pankirchnerismo ? Pareciera más bien que, si bien de modo silencioso, dos kirchnerismos aún miden sus fuerzas en el mayor de nuestros distritos. Uno contiene a la legión del peronismo tradicional, a esos poderosos intendentes del conurbano que fueron sucesivamente menemistas, duhaldistas y kirchneristas, pero siempre manejaron al "aparato". Al lado de ese "peronismo permanente" de base municipal y sindical ahora militan empero referentes kirchneristas de izquierda ligados, finalmente, a los "imberbes" que Perón echó de la Plaza.
¿Cómo harán Scioli y el propio Kirchner para navegar por las procelosas aguas de esa división histórica en el principal de nuestros distritos, que se remonta nada menos que a la convulsionada Ezeiza de los años setenta, y la última de cuyas querellas se reflejó en ese cartel inelegante pero contundente de origen sindical que les advirtió hace poco a los kirchneristas de izquierda que "No jodan con Perón"?
La lucha entre el peronismo histórico y el peronismo de izquierda ya no es afortunadamente violenta, pero todavía circula en forma subterránea en cada intendencia del Gran Buenos Aires, donde todavía mandan los tradicionales, pero se presentan cinco o seis candidatos a intendentes por partido. ¿Cómo hará el pankirchnerismo de esos municipios más grandes que provincias para acallar la pugna salvaje que está por librarse en los sótanos del poder?
Por Mariano Grondona
domingo, março 25, 2007
Mariano Grondona Bajo el paraguas del pankirchnerismo
Domingo 25 de marzo de 2007
Mariano Grondona